Diecisiete horas de regreso - evaluando el enredo por Alemania
El sábado, amanecimos, como en días anteriores, a las seis de la mañana. El cuerpo se levantaba y progresivamente la cabeza. Con la mecánica típica de estos viajes, se comienza la elaboración colectiva de la crónica del día anterior. A las siete se levantan más cuerpitos baladrinos y comienzan los preparativos del último desayuno en Alemania. Para las ocho, todas juntas, a mesa puesta, con Frauke de anfitriona comenzamos a tomar los pancitos, los huevos pasados por agua, los diferentes quesos. Comienzan a cerrarse las mochilas, a cerrar la subida de la crónica, gracias al saber hacer de Zialdoka y de Roberto, con revisión previa de los textos, etc.