El Estado español el país de la UE con la tasa de pobreza infantil más alta

viñeta15-M RONDA. En pocas palabras.- En el Estado español, donde uno de cada tres niños y niñas está en riesgo de pobreza o exclusión social, esto es, 2,8 millones de niñas y niños, las consecuencias del incremento de precios en alimentación y suministros básicos están teniendo un efecto añadido en los hogares con infancia, en los que los gastos de alimentación y transporte se incrementan notablemente respecto a otros tipos de hogares.

Así, en los hogares con menos recursos esto puede suponer este invierno tener que elegir, por ejemplo, entre una alimentación suficiente o mantener la casa caliente. La pobreza crónica o persistente se asocia con mayores problemas de aprendizaje, de salud o problemas emocionales y de comportamiento respecto a aquella infancia que no sufren la pobreza o lo han hecho de manera puntual.

La pobreza infantil no depende en exceso de los niveles de renta de los países. El Estado español y Eslovenia, por ejemplo, tienen similares niveles de renta por habitante; sin embargo, Eslovenia tiene una tasa de pobreza del 10%, y el Estado español del 28%.

Además, en nuestro país el porcentaje de niñas y niños en pobreza persistente (dos o más años en situación de pobreza) es el cuarto más alto de los países europeos analizados, por encima del 20% en el periodo 2017-2019. En cuanto a la privación material infantil, el Estado español ocupa el sexto lugar de la Unión Europea con un 19,7% de la infancia en esa situación muy lejos de Finlandia o Suecia, por debajo del 4%. (UNICEF)

Están particularmente expuestos a la pobreza, las familias migrantes, las niñas y niños en la comunidad gitana, los que tienen una discapacidad o los que viven en hogares con un solo adulto -especialmente una mujer-.

Las niñas y los niños que viven en el Estado español se enfrentan a no pocas dificultades. Se encuentran entre los que ven la pobreza más de cerca que cualquier otro en Europa, están en riesgo de sufrir distintos tipos de violencia o son invisibles ante las administraciones, como la infancia que ha llegado a nuestro país y todavía no tienen su documentación en regla. (ONG Save the Children)

¿Cuáles serán los índices de pobreza infantil en el Estado español en la próxima década si no se hace nada para remediarlo? Según las propias proyecciones de la ONG Save the Children, estiman que la tasa de pobreza en el año 2030 será del 26,5 %, un porcentaje que continúa siendo inaceptable. Más de una cuarta parte de las niñas y los niños en el Estado español seguirán creciendo en pobreza en la próxima década.

Las consecuencias de la pobreza pueden durar de por vida, ya que la infancia que vive en la pobreza tiene menos posibilidades de terminar la escuela y gana salarios más bajos cuando son adultos. Es probable que una persona nacida en una zona desfavorecida viva entre ocho y nueve años menos que una nacida en una zona rica.

La pobreza no es exclusivamente una situación de insuficiencia o falta de recursos materiales. Es, de acuerdo con Naciones Unidas, una situación “que se caracteriza por la privación continua o crónica de los recursos, la capacidad, las opciones, la seguridad y el poder necesarios para disfrutar de un nivel de vida adecuado y de otros derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales”.

Dado que la mayoría de los que viven en la pobreza son niñas y niños, y que la pobreza en la infancia es una causa básica de pobreza en la vida adulta, los derechos de la infancia deben tener prioridad. […] A fin de erradicar la pobreza, los Estados deben adoptar medidas inmediatas para combatir la pobreza en la infancia.”, recomienda Magdalena Sepúlveda Carmona, Relatora Especial sobre Pobreza Extrema y Derechos Humanos.

La pobreza infantil es un reto de primera magnitud en el Estado español. Como apuntan los estudios internacionales, nuestro país presenta una de las tasas más altas de los países industrializados, con uno de cada tres menores de 16 años en riesgo de pobreza. Este hecho tiene importantes implicaciones. La pobreza en edades tempranas no solo es una lacra social, sino que también genera unas cicatrices que marcan a lo largo de todo el desarrollo vital. Es decir, que la no intervención genera un enorme coste de oportunidad y la inacción hace que cada día que pase haya nuevas niñas y niños abocados a una vida sin futuro.

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