15-M RONDA. En pocas palabras.- Los acuíferos albergan el 97% de toda el agua dulce, convirtiéndose en el mayor recurso de este en el mundo. Los acuíferos son el mayor recurso de agua dulce del planeta, pero están gravemente amenazados por la sobrexplotación y el cambio climático. Se calcula que en el Estado español hay más de un millón de pozos ilegales. Al menos el 40% de los acuíferos del interior están agotados por el exceso de regadíos.
Según El Fondo Mundial para la Naturaleza, el Estado español es el país de Europa con mayor sobreexplotación de agua. En total, 1 de cada 4 acuíferos está sobreexplotado. además de un uso excesivo del agua en el sector agrícola, principal consumidor de agua que en el Estado español representa el 80% del uso de la misma. De todo el agua con la que se riega, el 30% proviene de los acuíferos.
En el Estado español se estima que los cultivos de regadío consumen 100 veces más agua de lo que necesitan los 3 millones de habitantes de Madrid en un año. A pesar de que un 75% de nuestro territorio está en peligro de sufrir desertificación, el Estado español ha apostado por un modelo de gestión del agua que prioriza los grandes consumos agrícolas.
Además, en aquellas zonas donde no existe agua disponible en ríos y embalses, se hace uso del agua subterránea, poniendo en peligro las reservas de agua del futuro. Así, el 25% de los acuíferos están gravemente sobreexplotados. Todo ello hace que el Estado español sea el país con mayor sobreexplotación de agua de Europa.
El regadío es el gran consumidor de agua de el Estado español y su superficie no ha dejado de crecer en las últimas décadas. En aquellas zonas donde no existe agua disponible en ríos y embalses, se hace uso del agua subterránea, poniendo en peligro nuestra seguridad hídrica y sobreexplotando acuíferos.
Cuatro de los principales acuíferos españoles, Las Tablas de Daimiel (Castilla La Mancha), Doñana (Anda- lucía), Mar Menor (Murcia) y Arenales (Castilla y León). Cuatro lugares que son emblemáticos y de gran valor ambiental, están siendo víctimas de un gran expolio, como señala El Fondo Mundial para la Naturaleza en su informe “El robo del Agua”. En conjunto, el agua extraída de forma ilegal, que vemos en rojo (según el mapa que se acompaña) en proporción del agua total extraída, equivale a más de 88.000 hectáreas.
La superficie regada con agua extraída ilegalmente, en el corazón de Doñana, espacio clave para la biodiversidad y alrededores (Aljarafe), es de más de 4.700 hectáreas, el equivalente a más de 5.700 campos de fútbol.
La sobreexplotación de acuíferos, el crecimiento insostenible del regadío, el abandono de tierra y la degradación del suelo son la cara oculta de las sequías y la desertificación.
Además de la mayor escasez de agua, los incendios forestales están arrasando cientos de miles de hectáreas cada año en nuestro país. Estamos antes suelos degradados y esta erosión deja 9 millones de hectáreas ya catalogadas como zonas con un riesgo alto o muy alto de desertificación, principalmente en el tercio sur y los dos archipiélagos. Olas de calor y sequías históricas nos empujan a una crisis hídrica sin precedentes, potenciada por el robo del agua por parte de la agricultura.
el Estado español será uno de los países europeos con mayor riesgo de sufrir estrés hídrico en menos de 30 años si no cambiamos las políticas del agua hoy, no se evitarán las sequías de mañana.
En 2050 tres cuartas partes de la población y el PIB de el Estado español podrían enfrentarse a un riesgo alto por la falta de agua, mientras que se prevé que las ciudades de Sevilla, Granada, Córdoba y Murcia sufran el mayor riesgo de escasez del continente para ese año.
Además, la propia Administración alimenta esta sobreexplotación del agua ya que ha concedido derechos de uso de agua por encima de lo que puede dar según lo establecido en el Plan Hidrológico de cada cuenca.
“Un estudio de percepción y comportamiento de la población española de 2020, realizado con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica, confirma que el 73,3 % de la población entiende que a este problema se le está dando menos importancia de la que tiene y suspende la política climática del Gobierno de el Estado español con 4,48”.
Esto que le hacemos al agua nos lo hacemos a nosotros mismos. Estamos hechos básicamente de agua, como todo lo que comemos, al igual que la naturaleza.