15-M Serranía de Ronda. En Pocas Palabras.- La gran fuente de emisiones, no solamente de la ganadería, sino de todo el sistema alimentario, y una de las principales a nivel global, es la producción de piensos para la ganadería industrial que emiten prácticamente lo mismo que toda la industria energética, el doble que el resto del sector industrial (excluido el energético), tres veces más que lo que generan todos los residuos en el Estado, 12 veces las emisiones del transporte aéreo, el doble de la emisión del transporte en camiones por carretera y el 80 % de las emisiones anuales de los turismos en el Estado.
¿Cómo es eso posible?
Necesitamos más del doble de cereal del que producimos para alimentar a la ganadería industrial y toda la soja de la que nos podamos abastecer de los mercados internacionales. Cada año importamos 5 millones de toneladas de cereal y 14 millones de toneladas de soja. Esto equivale a 105 kg de cereal por persona y año y 300 kg de soja por persona y año.
Estas materias primas se mezclan en las fábricas y de ellas salen más de 35 millones de toneladas de pienso (nos tocan 740 kg de pienso por persona). De todo ese pienso producido en el Estado español, el 78% va destinado a la fabricación de carne, concretamente a la carne porcina (casi la mitad del total de pienso es para los gorrinos). El coste social climático del sector de los piensos estatal asciende a la friolera cifra de 1.650 millones de euros.
Nadie en Europa fabrica tanto pienso como el Estado español: de cada 10 euros que factura el sector agroalimentario, 1,5 proviene de los piensos. Somos una auténtica potencia mundial, los cuartos productores mundiales, solamente superados por China, EE. UU. y Brasil. Y con todo eso, los puertos estatales son un verdadero concentrador mundial de entrada de cereales y soja destinados a la alimentación animal. De hecho, somos el primer importador europeo de materias primas para pienso: uno de cada tres kilogramos de cereal que importa Europa lo importa el Estado español y es, básicamente, para su industria cárnica.
Necesitamos más del doble de cereal del que producimos para alimentar a la ganadería industrial y toda la soja de la que nos podamos abastecer de los mercados internacionales. Cada año importamos 5 millones de toneladas de cereal y 14 millones de toneladas de soja, lo que equivale a 105 kg de cereal por persona y año y 300 kg de soja por persona y año.
El coste social climático del sector de los piensos estatal asciende a la friolera cifra de 1.650 millones de euros. El principal fabricante de piensos en el Estado español es NANTA que pertenece a la transnacional (con sede social en los Países Bajos) Nutreco, que en realidad no es Nutreco. Pertenece a SHV Holdings. Y si Nutreco era una megaempresa, SHV es una supermegaempresa (es la empresa privada más grande en los Países Bajos). Nutreco es, como ella misma se define, «parte fundamental de la industria que alimenta al mundo».
Es propietaria de una de las empresas más importantes del mundo de GLP, y también, por ejemplo, de la cadena de tiendas Makro. O sea, que cuando SHV tose, el mundo se entera. Solamente en la fabricación de piensos, Nutreco-NANTA emite más de 4 millones de toneladas de CO2 equivalente, bastante más que el tráfico aéreo y lo mismo que toda la industria química estatal. El coste social climático asociado a NANTA-Nutreco es de más de 160 millones de euros.
Las magnitudes de las emisiones ganaderas son superiores (y en algún caso, muy superiores) a las agrícolas. El motor principal de las emisiones del sector agroalimentario no es otro que la producción de carne.
Aproximadamente la mitad de los 1,8 millones de toneladas de fertilizantes sintéticos que se administran a los campos son cultivos que se transformarán en piensos, es decir, existe una asociación directa entre fertilizantes sintéticos y ganadería.
Si la producción del cerdo va en aumento, cada vez se necesitará más piensos y, por tanto, cada vez habrá más emisiones. Es la ley del mercado, unos pocos se benefician y el resto nos perjudicamos.