La caravana de la dignidad choca contra el muro de la élite financiera

foto15M Ronda. En pocas palabras. Un paseo por el mundo.- El año 2017 fue el del mayor número de personas desplazadas desde la Segunda Guerra Mundial 68,5 millones de personas tuvieron que abandonar sus hogares debido a la violencia, la pobreza y el cambio climático.

Las caravanas de migrantes centroamericanos rumbo a Estados Unidos son una serie de éxodos iniciados en octubre de 2018 con el objetivo principal de entrar a ese país en busca de mejores condiciones de vida. EE.UU. que contribuyó a poner los cimientos de un mundo sin fronteras, donde toda persona tendría derecho a circular libremente y, en caso de persecución, a buscar y a disfrutar de asilo en cualquier país (arts. 13 y 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos), hoy plantea la construcción de un vergonzante muro de siete metros de altura y más de 3.000 kilómetros de largo en la frontera mexicana, donde equipos técnicos trabajan a toda prisa para colocar alambre de cuchillas, además del envío de 5.000 soldados a esta zona fronteriza.

Una caravana de 7.000 personas de países de Centroamérica cruzó hace varias semanas la frontera entre Guatemala y México, en dirección a EE.UU. La primera de ellas fue iniciada por unos mil hondureños el 13 de octubre de 2018, quienes partieron de San Pedro Sula, la ciudad más peligrosa de Honduras, algunos con el objetivo de llegar a México para pedir asilo y empujados por la pobreza y violencia en su país de origen. Le siguió una segunda caravana de casi mil hondureños, que partió de Esquipulas, Guatemala, el 21 de octubre; y otras tres caravanas conformadas por salvadoreños, que partieron desde El Salvador los días posteriores.

En los últimos 33 días, han recorrido más de 4.000 kilómetros, han caminado largas distancias con sus niños a cuestas, rotos por el dolor al pensar en quienes han dejado atrás para emprender un éxodo colectivo que es un gran movimiento social de denuncia sobre las condiciones de vida y violencia en Centroamérica.

Han desafiado todos los riesgos y cada una de las amenazas de Donald Trump, que en plena campaña electoral les atacó sin medida, “invasores”, “criminales”, “matones”. "Si lanzan piedras, se les podrá disparar", amenazaba. Además, de una orden presidencial que impide la concesión del asilo a quien intente acceder de forma irregular a Estados Unidos, una regulación contraria a la normativa internacional que garantiza el derecho a la protección internacional de cualquier persona, independientemente de su situación administrativa. La medida ha sido

denunciada por varias organizaciones de la sociedad civil estadounidense ante la Corte Federal del distrito norte de California.

México tiene la obligación de respetar y hacer respetar los derechos de los migrantes, pues ha firmado todos y cada uno de los tratados internacionales que lo obligan a ello; sin embargo, eso no ocurre y, aparentemente, no ocurrirá en esta ocasión: ¿cuántos de esos miles de migrantes podrán pedir asilo, cuántos serán “rescatados” y enviados a sus países, de los que huyeron para salvar sus vidas?

Desde 2012, el gobierno de los Estados Unidos “subcontrató” la seguridad de su frontera a México. El “Programa Frontera Sur”, implicó una inversión millonaria, a pesar de que se planteó como uno de sus propósitos “garantizar el estricto respeto de los derechos humanos” de los que buscan asilo en México y Estados Unidos, el propósito verdadero es servir a la seguridad de la élite financiera.

Con este Programa se criminaliza en los hechos a la migración indocumentada, se le persigue, se le detiene y se le deporta sin consideraciones respecto a la vulnerabilidad de la población.

Los migrantes, acusados con frecuencia de generar delincuencia, tienen tasas de delitos más bajas que el resto de la población; y, de paso, han contribuido a una baja en los lugares a donde llegan. La especialista española en criminología Elisa García explica lo siguiente:

“Según datos oficiales de EEUU entre 1990 y 2012, cuando la inmigración tanto legal como irregular alcanzó niveles históricos, la tasa de delincuencia a nivel nacional disminuyó, sobre todo en ciudades y regiones de alta concentración de inmigrantes como Los Ángeles, las ciudades fronterizas de San Diego y El Paso, Nueva York, Chicago y Miami

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En pocas palabras. Un paseo por el mundo
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