Thomas Cook, privilegios y no derechos

Treinta y Cinco mil turistas se han quedado descolgadas de sus viajes y estancias hoteleras en Canarias y en todo el mundo por la quiebra de la empresa tour-operadora Thomas Cook. Hablamos de personas desubicadas en un país extranjero, sin alojamiento, sin  billete de vuelta, y sin dinero. Las ciudades de vacaciones se encuentran  llenas de turistas que deambulan por las calles sin saber a dónde ir, ni que hacer. Las oficinas de la compañía están cerradas, los aeropuertos no dan respuestas ni atención a las personas afectadas, les turistas empiezan a reunirse en los alrededores de las sedes y administraciones buscando respuestas.

Los medios de comunicación no dejan de explotar la noticia: Una avalancha de turistas ocupan las calles…suciedad…enfermedades…robos…

La policía comienza a identificar a todas y cada una de las turistas descolgadas, solicitan información y documentación para conocer su situación económica. Las personas que cuentan con el dinero suficiente podrán solicitar la documentación necesaria para realizar el siguiente trámite, las que no tienen la cantidad de dinero exigida serán llevadas a un CIE (Centro de Internamiento para Extranjeros/as).

En el primer caso, tendrán  la oportunidad de contactar con Organismos Oficiales  y seguir estableciendo contactos para resolver la situación, pero nadie les asegura un pasaje seguro para volver a casa.

En el segundo caso, serán trasladados al CIE, donde podrán estar sesenta días hasta que se resuelva su situación administrativa. En la práctica esto significa que pasan a ser responsabilidad del Ministerio del Interior y que cada pasaporte quedará en manos de la policía.

En el CIE tienen prohibida la salida al exterior, cuando llegan al edificio les entregan ropa y calzado sin importar su talla, las mujeres apenas tienen acceso a artículos de higiene íntima. Nadie les explica absolutamente nada y no parece fácil contactar con familiares o personas cercanas para contarles dónde y cómo están.

Las autoridades intentarán que el país de origen se haga cargo económicamente de la vuelta del turista. Si el país donde reside no se hace cargo de  la repatriación, esta persona saldrá a la calle en los sesenta días establecidos, sin papeles, sin acceso a servicios básicos, sin derechos.

¿Terrorífico verdad? ¿Imaginas que esta hubiera sido la consecuencia de la quiebra de Thomas Cook? ¿Imaginas que estando de vacaciones, quiebra la compañía en la que invertiste todos tus ahorros para viajar con la familia y, de repente, todas las alternativas para comprar un billete de avión de vuelta o solicitar cualquier servicio no son accesibles? Imagina que  los gobiernos establecen mecanismos de control y vigilancia para atender  los intereses de las compañías hoteleras, tour- operadoras, etc… pero no para atenderte a ti...

Pues esto lo viven día a día, en este país, en estas islas, miles de personas que  huyen de las guerras, de dictaduras o de la falta de oportunidades, arriesgando su vida por mar, para sobrevivir o para tener una vida digna.

La alarma mediática sobre las consecuencias para la sociedad y los mercados de la quiebra de una multinacional, y el debate público sobre  cómo afrontar el ‘’desamparo” de turistas es inversamente proporcional al silencio sobre las causas por las que miles de personas al año se juegan las vida para llegar a Europa,  y la vulneración de derechos que se ejerce sobre la población migrante tanto en las fronteras como en los territorios.

Imaginemos por un momento, si tratásemos a les turistas descolgadas como tratamos a las personas migrantes: violencias estructurales, físicas y psicológicas, abandono, encarcelamientos…

…”El muro no es tan fiel a nosotros y a nosotras como podemos pensar, no es verdad. Algún día el muro puede decidir que somos el enemigo, que somos buenos esclavos. Algún día puede decidir que somos cosas, que no somos personas y que por tanto, tenemos que estar al otro lado…”1

En ningún caso es justificable este trato a una persona, sea de donde sea, pero es necesario visibilizar y denunciar que las respuestas represivas, punitivas y criminalizadoras están enfocadas hacia las personas migrantes o las clases populares, no hacia los ladrones de guante blanco y rojo, por las manchas de sangre que ya no se pueden ocultar. Y que la quiebra del Thomas Cook ha sido provocada por  la ambición de las grandes empresas turísticas y por un modelo de desarrollo salvaje, extractivista, colonizador y ecocida.

Llevamos mucho tiempo mirando para otro lado y justificando muertes en el mar así como políticas racistas y represivas en nuestros entornos más cercanos. Nadie, nadie en ninguna parte del planeta debería estar al otro lado del muro, sufrir el abandono, la indiferencia, la violencia extrema y la falta de humanidad que muchas personas sufren cada día.

Se hace cada día más necesario actuar contra la Necropolítica, el racismo institucional, el clasismo, el sexismo,  el machismo... No ser cómplice del trato que ejerce el capital hacia  las personas que no responden a la categoría de ser blanco, varón, adulto y propietario, incluso turista. Ser críticos ante los mensajes que nos envían los medios de comunicación, comprados por los gobiernos, los mismos que responden a los intereses de los hoteleros que hoy piden rescates con dinero público mientras llevan décadas ganando cantidades de dinero ingentes a costa de la precariedad de la población canaria, como tanto han denunciado nuestras compañeras Las Kellys.

Basta ya de violencias estructurales, patriarcales, coloniales-racistas que vulneran los derechos de las mayorías para que los más ricos hagan su juego con la bendición de los gobiernos vendidos al capital. Por el cierre de los CIES, que sea ya una pesadilla que guardemos en los museos de la historia para que siempre recordemos que nunca más, desigualdades e injusticias.

Identifiquemos y señalemos los privilegios, porque si los derechos no son para todas no son derechos y, ¡Resistamos juntas! porque si nos tocan a una, nos tocan a todas.

30 de Septiembre de 2019

Koldobi Velasco Vázquez y Yenifer Galván Medina
Grupo Acción Directa Noviolenta

1 Helena Maleno. El grito que abate los muros. TEDxLeón Talks

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