[En pocas palabras] Cuando la ganadería se come el mundo

Cuando la ganadería se come el mundoEl actual modelo agroindustrial tiene enormes efectos en la crisis socio-ecológica en la que estamos inmersos y que ponen en peligro la viabilidad de la especie humana sobre la Tierra. Es claramente insostenible desde el punto de vista ecológico y deberíamos preguntarnos... ¿Qué huella ecológica tienen nuestros alimentos?, ¿Qué efectos tiene la alimentación mundial sobre el cambio climático? ¿Quién controla la alimentación global?, ¿Qué efectos tiene que los alimentos coticen en bolsa? Y estas y otras preguntas deberían llevarnos a la búsqueda de cambios estructurales… ¿Qué debería de cambiar para conseguir una alimentación global sostenible, justa y saludable?

La alimentación es una necesidad vital para todas las personas. Sin embargo, vivimos en un planeta en el que cientos de millones de personas pasan hambre mientras que otras tantas sufren tasas de obesidad que ponen en peligro su salud, que es a todas luces un grave problema ético, pero ¿Por qué hay hambre en el mundo?, ¿Por qué desechan alimentos en buen estado?, ¿Puede ser generalizable las tasas de consumo de carne de los países enriquecidos?

Las tasas de carne no para de crecer en los países enriquecidos. Entre 1980 y 2012 el consumo de carne per cápita a nivel mundial ha aumentado un 40%. Sin embargo, como tantas otras cosas, está distribuido de forma muy desigual. Por ejemplo, en India la media per cápita y año es de cinco kilogramos, mientras que en EE.UU es de 75 kg y 51 kg para el caso de España.

En el año 2016, la producción mundial de carne fue igual a 329,89 millones de toneladas.  La carne de cerdo es la que más contribuye al suministro mundial de carne (118,17 millones de toneladas), seguida por la de pollo (107,14 millones de toneladas) y en tercer lugar la carne de vacuno (65,97 millones de toneladas).

España en el año 2002 (últimos datos disponibles) utilizó más de 27 millones de tonelada de cereales, de ellas importó unos 11,5 millones, el 42%. ¿Para que utiliza España ese cereal? El 73% de todos los cereales utilizados en España se utilizan para alimentación animal. En algunos casos como el maíz o la cebada el destino del cereal para consumo animal llega al 85%.  Para alimentación animal se destinan el 92% del total de harinas y habas, y si tenemos en cuenta sólo las harinas que se destinan a la alimentación animal, éstas suponen un 99%.
Las implicaciones que derivan del actual modelo ganadero español van más allá de nuestras fronteras y están afectando directamente al medio ambiente y a las sociedades de los países periféricos donde se producen estos productos de importación.
Diez compañías multinacionales controlan la mayor parte de los alimentos que se comercializan en el mercado. Un modelo que no garantiza alimentos saludables para todas las personas, que se basa en el expolio de los recursos finitos de la Tierra y que tiene graves efectos sobre el clima y la pérdida de biodiversidad, es un modelo inviable y abocado al desastre.

El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. En el último cuarto de siglo, los gastos de publicidad se han duplicado en el mundo. Gracias a ellos, las niñas y los niños pobres toman cada vez más Coca-Cola y cada vez menos leche. Según la revista científica The Lancet, en la última década la «obesidad severa» ha crecido casi un 30 % entre la población joven de los países más desarrollados.

Triunfa la basura disfrazada de comida: esta industria está conquistando los paladares del mundo y está haciendo trizas las tradiciones de la cocina local. Esas tradiciones, esas señas de identidad cultural, esas fiestas de la vida, están siendo apabulladas, de manera fulminante, por la imposición del saber químico: la plastificación de la comida a escala mundial, obra de McDonald’s, Burger King y otras fábricas.

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Cuando la ganadería se come el mundo
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