El “no a la guerra” como única solución a la invasión rusa

imagenAlba González. luhnoticias.es.- LÚH ha querido averiguar el por qué la posición pacífica es la única opción vapuleada, contactando con la activista pacifista Koldobi Velasco Vázquez, de Alternativa Antimilitarista-MOC, para poder elaborar un análisis pausado de la situación.

El recule por parte de la pata socialista del Gobierno sobre el envío directo de armas a Ucrania, en gran parte, producto de la cesión a la presión mediática y el tono beligerante que se adopta por organizaciones como la OTAN, parece desterrar del mapa la opción diplomática y dialogante para la resolución de la invasión.

El “no a la guerra” se ha convertido en un arma arrojadiza para medios y partidos utilizada para tachar a quienes la promueven de “proPutin” o, en el mejor de los casos, de “equidistantes”. A su vez, las voces expertas que hablan sobre que el envío de armas a las tropas ucranianas y la promoción de acciones beligerantes, ante una potencia nuclear como es Rusia, ni siquiera equilibra la correlación de fuerzas y puede traer nefastas consecuencias para la población civil de todo el mundo, parecen no querer escucharse.

LÚH ha querido averiguar el por qué la posición pacífica es la única opción vapuleada, aunque pueda ser, tal como advierten varios partidos españoles, la opción política determinante. Por eso, ha contactado con la activista pacifista Koldobi Velasco Vázquez, de Alternativa Antimilitarista-MOC, para poder arrojar un análisis pausado de la situación.

La guerra como sustento del sistema

Las guerras son esa expresión más extrema de la violencia heteropatriarcal y del capitalismo salvaje, cuyo objetivo es el sangriento negocio de las armas y el expolio de los recursos”, define Velasco, quien añade que justamente ese sistema “es el único que se beneficia de estas guerras, pero que para la mayoría significa muerte, sufrimiento, miseria, aumento de la desigualdad…

Para la experta en materia de paz, existe una cultura militarista donde el concepto de ‘seguridad’ se confunde habitualmente. “Nos quieren hacer creer que los ejércitos defienden la paz, y que la acumulación de armas garantiza la seguridad de los pueblos. Nos han vendido la seguridad como la seguridad exclusivamente secuestrada por el ámbito de lo militar, y lo militar nunca da seguridad a todas las personas”.

Sin embargo, la experiencia revela algo muy diferente. “Lo militar, la militarización, da seguridad a este orden injusto donde no puede haber paz, porque no puede haber paz para la vida en un sistema capitalista, patriarcal, colonialista, racista, que destruye el medio ambiente y que nos destruye a las personas”, explica. “Este sistema se mantiene por el militarismo en todas las dimensiones de nuestra vida”.

Los pilares de la guerra

Según la activista, una parte fundamental para entender el conflicto armado es conocer la base de los mismos y así poder intervenir desde la concepción de la paz como máxima humana. “Las guerras necesitan tres pilares fundamentales para sostenerse: los recursos humanos, los ideológicos y los económicos”, expone.

Los recursos humanos son las personas, y es muy importante hacer llamados a la desobediencia civil, a la objeción de conciencia, a la deserción de los soldados en todos los frentes para renunciar a ese uso de la violencia”, propone.

Asimismo, no duda al enfatizar en la importancia de la idea, donde insistentemente se apremia a olvidar el verdadero papel de la militarización de los estados. “Las guerras también se sostienen por los recursos ideológicos, por esa construcción que se hace del enemigo”, apunta. “Ese maquillaje que convierte en ONGs a los ejércitos y que oculta sus verdaderas dos funciones: la represión de la disidencia interna y la salvaguardia de los intereses de la clase dominante”.

Lo determinante, además, es lo que denomina como ‘recursos económicos’, donde el gasto militar es el pilar fundamental del sustento de los conflictos armados. “De una manera central, las guerras se sostienen por los recursos económicos y, dentro de eso, está el gasto militar, que en España supone 62 millones de euros al día –y que no solo está presupuestado en el Ministerio de Defensa–”.

El gasto militar solo apuntala este desorden de desigualdad, de explotación, de discriminación, que solo privilegia a ese perfil de personas ‘BBVA’, como dice Amaya Orozco: blanco, burgués, varón y adulto. Por eso, los ejércitos son estructuras de dominación que privilegian a estas personas y a sus territorios a costa del desprecio, la opresión y la eliminación de la vida”.

Sin los bancos, tres de cada cuatro armas no podría fabricarse

Además del gasto militar, está la inversión en I+D+i militar, que en el Estado Español es casi tres veces la sanitaria; está el comercio de armas, en el que España es el séptimo exportador de armas –enriqueciéndose a costa del negocio de las guerras–; y la industria armamentística, que está valorada, protegida, que obtiene sus beneficios, justamente, de las guerras”.

De facto, estos intereses están salvaguardados por los agentes que los financian, que son los primeros en beneficiarse del negocio de la masacre humana. “Todo esto engrasado con las entidades financieras, especialmente esa banca ‘armada’ que contribuye a la financiación de las armas: BBVA, Santander, Caixabank y Sabadell especialmente en el ranking. Tres de cada cuatro armas no se podrían desarrollar sin sus inversiones”.

Por tanto, de acuerdo a lo planteado por Velasco, para que una guerra no se dé “es importante detraer los recursos humanos, todos los recursos económicos derrochados para ponerlos al servicio de la seguridad humana y la satisfacción de las necesidades básicas, libertades y derechos, y reorganizar un enfoque de cultura de paz donde estos recursos ideológicos que han militarizado nuestras mentes se pongan al servicio de la vida”.

¿Qué hacer en Ucrania? El no a la guerra

El movimiento pacifista tiene claras las responsabilidades. “Regalar, vender, entregar armas por parte del Gobierno del Estado Español a cualquier gobierno y, en concreto en esta situación, al Gobierno de Ucrania, nos hace cómplices de todos los asesinatos que se están produciendo. La guerra es un crimen contra la humanidad y contra el planeta. Y las causas que llevan a la guerra son las únicas que se mantienen en pie después de ellas”.

¿Qué hacer entonces? Las antimilitaristas plantean tres escenarios: uno antes de la guerra, otro durante y uno posterior. “Antes de las guerras hay que hacer todo un trabajo preventivo donde desarrollemos la cultura de paz. Durante las guerras: pararlas y mediar, haciendo resistencia no violenta. No se puede alimentar el monstruo de la guerra con más armamento. Y después de la guerra hay que reconstruir, resolver, reconciliar, restituir…”.

Velasco resume de una manera muy elocuente la situación en Ucrania: “Lo que están haciendo es intentar apagar un fuego con más fuego”, y observa lo que define como “un sinsentido, además de un oxímoron: que los fondos que se van a entregar en forma de armas desde la Unión Europea se llamen Fondos para la Paz”.

No exportar armamento, acoger refugiados y abandonar la OTAN

Creemos que el Gobierno de España en relación al conflicto ucraniano debería dejar de exportar armamento, apoyar todo esfuerzo resistente no violento de la población ucraniana para contener la invasión, apoyar todo esfuerzo resistente no violento de la población rusa que está desarrollando para denunciarlo, promover la deserción entre las tropas de ambos contendientes y garantizar un estatuto inmediato de refugiado político”, explica.

Entre las medidas más urgentes, “acoger a la población ucraniana que huye de la guerra, también a la población rusa represaliada por su oposición a la guerra. Así como solicitar al gobierno ucraniano que respete a las personas que no quieran empuñar armas y que les permita la salida del país”.

No tarda en recordar lo que considera una medida “urgente” a adoptar por el Gobierno: el compromiso antinuclear. “Asimismo, España debería instar a la prohibición internacional de cualquier tipo de armamento, y en este sentido, hay que recordar que el Estado Español no ha firmado el tratado sobre prohibición de las armas nucleares, siguiendo el mandato de los países de la OTAN”.

Y en lo inmediato, la ruptura de las relaciones económicas y políticas con Rusia. “Además, debería renunciar a cualquier acuerdo con la federación rusa mientras Putin y sus secuaces se mantengan en el poder si no se detiene la invasión”. Pero también negarse al pliegue de los intereses que Estados Unidos plasma a través de la OTAN. “Y lo más importante: salirnos de la OTAN, denunciando públicamente su irresponsabilidad en los años previos a este conflicto en la frontera occidental de la federación rusa”.

Para Velasco, la conclusión es clara: “Para parar la guerra, hay que dedicar todo a la vida”.

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