7ª Crónica: MERLO, ¿Ciudad Porteña?

Viaje Argentina 7Despunta el día en Villa Mercedes cuando,Todavía con las legañas puestas, cargamos nuestros bultos en el coche para hacer el periplo: Villa Mercedes - San Luis – Merlo – San Luis.
Walter arranca y Alberto alza su mano:
-Pará, pará, tené la rueda baja!
Y , sí, la rueda esta baja, tan baja que esta pinchada...así que comenzamos el día con “gimnasia mecánica”.
Pero ¿se piensa una rueda que nos va a parar? Cambio de goma y a la carretera!
Walter conduce con cuidado hasta San Luis, donde nos espera Olga para llevarnos a Merlo.

Merlo es un pueblo de esos que están tocados por un microclima, regalo de la naturaleza para las lugareñas y negocio para el turismo incipiente que atemoriza a la armonía rural.
Nosotras hemos llegado aquí con Olga y Pipi de “Ninguna santas”, la orientación de Olga nos mantiene atentas durante todo el camino, pero a Pipi no se le escapa un cruce. En Merlo departiremos y compartiremos día,  tertulia, comida y sobremesa con compas de “Ninguna santas” que se propagan por esta zona.
Nos esperan con ganas de conocer mejor Baladre y nosotras llegamos con ganas de conocerlas a ellas, como un paralelismo de inquietudes. Saludos y besos a las diez compañeras de caminos y la explicación territorial por nuestra parte, que ya empieza a estar integrada en las presentaciones. Entre Andalucia y Euskal Herria hay mil kilómetros y otras tantas diferencias y este año esta siendo necesaria esta especificación.
Desde “Ninguna Santas” están “enredadas” con las  Campesinas Costureras del valle de Conlara y con éstas realizaron en el 2016 un vídeo documental que nos muestra que el trabajo en el norte del valle se va tejiendo poco a poco, nada mejor dicho, pues el documental :“Mas que telas” muestra los muchos trabajos no remunerados que realizan estas mujeres y su iniciativa para crear, tejer y vender ropa colectivamente y, de esta manera , generar ingresos. Pero, cuando las mujeres se juntan,  no sólo hacen ropa, no sólo producen, si no que se cultivan, reflexionan y construyen un espacio donde repensarse a sí mismas.

La tarde esta soleada y trasladamos la “mesa redonda”  a la calle, Mónica y Bibi se decantan por la sombra, comenzamos una ronda compartiendo experiencias. En este ambiente ameno los pensamientos entrelazan el lugar con la áspera realidad cuando nos relatan, brevemente, los  problemas del colectivo trans y la violencia que sufren. La repulsa social y familiar que marca su vida. Una vida que llega a una media de 35 a 40 años. La transexualidad, el transgénero esta marcado por la incomprensión y el miedo a lo diferente. Los delitos contra este colectivo no llegan a ser punibles.
Va pasando la tarde, las compañeras de la Formación Feminista de Artistas nos esbozan sus proyectos feministas  en diferentes  ramas artísticas,  y el sol va cayendo cuando, llevada por la conversación una compañera Socorrista comparte el funcionamiento de esta Red de Ayuda, los contactos por medio de teléfono, el seguimiento hasta el final del proceso y  el reparto de pastillas para interrumpir embarazos no deseados. Comparte algunas amarguras, denuncia la influencia de la Iglesia católica y las evangelistas y c0mo hay veces que tienen que fingir que no se conocen debido al riesgo que conlleva su trabajo voluntario.
Confía en el grupo que estamos reunidas para referirse ha algunos casos y a la articulación de la Red, pero pide cautela en cuanto a lo que habla.

El sol ya se va retirando y, si bien no hace frío, la tarde va refrescándose. Tenemos que regresar a San Luis y nos despedimos de ellas, aunque a alguna la volveremos a ver en estos días.

Antes de partir de Merlo tomamos un café en la parte céntrica del pueblo donde comparten espacio bajeras vacías con tiendas destinadas al turismo, sobre todo porteño, que se esta afincando en la zona. Se nota movimiento y circulación de coches, personas de paseo ajenas a todo lo que, nosotras, hemos aprendido   esta tarde   sobre las problemáticas de los colectivos trans y el acceso al aborto de las mujeres con pocos recursos.
La conversación entre las cuatro y la forma de conducción de Olga, que sienta a Bibi de copiloto, nos hace un paréntesis en el agridulce neuronal.
Durante el camino, nos van iluminando unos rayos que marcan la negrura de la noche y, ya a la entrada de San Luis, estalla la tormenta. Durante diez minutos parece que vaya a caerse el cielo y luego todo ha pasado.
Repasamos agenda, mañana iremos con las Ultravioleta a los Barrios del oeste.

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