Necesitan petróleo, necesitan guerra

Imagen Wikimediaarainfo.org. El Acratador.- Asistimos perplejas a la intervención militar estadounidense contra Venezuela. No se hace llamar así, pero es una injerencia militar a todos los efectos en un país extranjero en que se han cometido asesinatos extrajudiciales y ahora se están efectuando auténticos actos de piratería, secuestrando en aguas internacionales barcos para quedarse con su petróleo.

No es nada nuevo viniendo de Estados Unidos, ni tampoco debería sorprendernos viendo quién está al frente del país.

También nos encontramos con que la industria militar gringa está a pleno rendimiento. No hay guerra en su territorio, tampoco están participando en ningún conflicto sobre el papel. Pero, a través de la OTAN, EEUU está obligando a un rearme a todos sus miembros, especialmente a una Europa débil y con unos líderes que se están comportando como lacayos a mayor gloria del energúmeno que gobierna al otro lado del Atlántico.

Se pueden hacer muchos análisis sobre el conflicto, pero uno no menor es la actual situación de preocupación económica en los USA, que pretende solventar con lo que mejor se le da: montar guerras y quemar petróleo.

Mientras China se encarama al primer puesto en producción industrial y compra materias primas a todo el planeta, Estados Unidos se ha atascado en una serie de asuntos cruciales que ha intentado resolver primero imponiendo aranceles, que de momento no parecen haber surtido gran efecto en su propia economía.

También en los últimos años han intentado relanzar el sector industrial, pero resulta estar estancado frente a otras potencias que producen más barato y mejor, empezando por la propia China.

Asimismo, en algunas cuestiones punteras como es la producción de renovables la administración Trump ha decidido suicidarse y reducir la instalación de solar y eólica con previsiones de 250GW a cinco años vista (algo más que el Estado Español en el mismo tiempo con 7 veces menos población y una superficie 20 veces menor).

En cambio, sigue produciendo petróleo y gas mediante fracking, una técnica que encarece considerablemente el producto al margen de su gran impacto ambiental y que, como avisan diversos estudios, será inviable a medio plazo.

En una economía tan poco descarbonizada como la norteamericana el petróleo es fundamental. Más cuando no hay planes a corto plazo ni por asomo de reducir la huella de carbono.

Frente a ello, pues ¿Cuál es la única opción? Pues para conseguir petróleo de alta densidad básicamente robarlo. Pero Irak pilla muy lejos, Arabia Saudí no se lo va a regalar y no parece que los iranís estén por la labor precisamente.

El método no es el mismo que la guerra abierta que se desató a principios del siglo XXI, pero es igual de sucio.

Lo de menos es el régimen que haya en Venezuela, aunque ya se han asegurado tener una banda de títeres que manejar a su antojo para cuando cambien las tornas. Hasta con la bendición de un Nobel y todo.

Por otro lado, tenemos una vez más a la industria militar dándolo todo. Rearme, guerras preventivas, si no hay enemigo se inventa y sino siempre tienen a sus carniceros en Oriente Próximo, llámese Israel o Arabia Saudí, para que mantengan el conflicto en la zona.

Y Europa se suma a la deriva militarista con varios países recuperando el servicio militar, el Reino Unido llamando a la gente a luchar por su país y una ultraderecha crecida y que aspira a más guerra.

Necesitan petróleo, necesitan guerra. No es personal (las personas somos lo de menos) son negocios.

Acratorial semanal del programa El Acratador de Radio Topo, radio libre de Zaragoza.

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