La visión de la situación de la República Democrática del Congo desde la mirada de un activista del movimiento LUCHA

Manifestación en RCDCarolina García.- La República Democrática del Congo, vive en una guerra continua desde 1994, que ni siquiera empezó en la RDC sino en Ruanda en un conflicto entre tutsis y hutus, donde los tutsis salieron más afectados por el conflicto, conflicto que se extendió al país vecino, la República Democrática del Congo, metiéndole en una espiral de violencia y terror que llega hasta nuestro días. La guerra ha costado más de 6 millones de vidas, 7 millones de desplazamientos internos según la UHCR, el uso de la violación a las mujeres y niños como arma de guerra, siendo violadas 48 mujeres por hora, y sin cifras exactas de las violaciones de niños.

Para comprender un poco mejor el conflicto de la RDC y el rol de la sociedad civil en el mismo, hemos hablado con François Kamate, ecologista y activista de los derechos humanos perteneciente al movimiento ciudadano LUCHA (Lutte pour le changement) que trabaja por la dignidad humana y la justicia social en Virunga (este de la RDC).

François nos comenta respecto a los inicios del conflicto.

La comunidad internacional pidió a Mobutu, presidente de la RDC en aquel momento ( y que estaría 32 años en el poder), abrir las fronteras para permitir a los hutus instalarse temporalmente en territorio congolés hasta que el conflicto en Ruanda acabase. El alto comisionado de Naciones Unidas para los refugiados (UNHCR) y el presidente llegaron al acuerdo de acoger a los refugiados pero una vez terminado el conflicto, regresarían a Ruanda.

Sin embargo, se instalaron más de 2 millones y medio de hutus en el este de RDC, esquivando desgraciadamente, la vigilancia de las autoridades congoleñas, pues con ellos trajeron armas y munición.

Algo que empezó cómo una acogida a víctimas de una guerra se ha convertido en un complejo conflicto marcado por la violencia, donde están involucrados los intereses de tres países (RDC, Ruanda y Uganda) de la región y de toda la comunidad internacional. Es la guerra por los recursos naturales y mineros de la República Democrática del Congo. Ruanda un país devastado después de su propio genocidio, ve en el robo sistemático de los recursos mineros de la RDC la solución para su desarrollo económico.

François Kamate

Así nos dice François

La UE firmó en 2024 unos acuerdos de cooperación con Ruanda, en relación a la compra de minerales sobre todo el coltán, cuando se sabe que Ruanda no tiene coltán sobre su territorio.

Detrás de ese coltán “ruandés” se encuentran miles de congoleños, más de 200 grupos armados que actúan en la zona minera, usan a los niños para la extracción del coltán, se impone la violación a niñas y mujeres como arma de guerra y todo eso ocurre con la complicidad de la comunidad internacional. El coltán es blanqueado en Ruanda a través de compañías como Apple, Tesla o Google.

Las ciudades de Goma y Bukavu fueron ocupadas a principios de año, se estiman más de 8.500 muertes desde enero 2025, cientos de miles de desplazados muchos obligados a instalarse en centros de concentración alrededor de Goma, se han identificado más de 1.000 menores de edad no acompañados. 28 millones de personas (un tercio de la población congolesa) están sumidas en el hambre debido a los conflictos armados en el Este del país.

En medio de este panorama tan desolador, le preguntamos a François cuál es el rol de la sociedad civil, y si es posible la existencia de movimientos sociales y organizarse en medio del conflicto.

Él nos comenta:

Cada régimen utiliza todos los medios posibles para controlar a la sociedad, al igual que intentan controlar estructuras como LUCHA, que defienden el interés social, como es el acceso al agua, a la electricidad, cuestiones sobre la paz y la seguridad. De hecho el mayor problema, es que ni los mismos congoleños han entendido el problema de Congo.

Hay gente, que no son congoleños, que piensan que el principal problema es la guerra, la falta de infraestructuras, el desempleo, pero nosotros sabemos que el problema de Congo, es la mala concepción del problema de Congo por los propios congoleses.

Es importante recordar cómo se firma la independencia y cuales son los acuerdos.

El Congo, no ha negociado bien su independencia. En el momento de nuestra independencia se firmó un acuerdo con Bélgica, como representante de la Comunidad Internacional (CI). Y en este acuerdo se establecía que los recursos mineros se repartirían,: un 30% para Bélgica como estado europeo que representa al FMI, 30% para EEUU representando al BM, 10% para la ONU, y sobre el 30% restante, el 27% acaba en los bolsillos de los políticos, y sólo el 3% entra en el Tesoro Público. Todo esto está documentado en un informe realizado por la FIDH.

El primer gobierno de la independencia, cuyo primer ministro era Patrice Lumumba, conocía este acuerdo, pero estaba poniendo en marcha políticas que les permitiera desvincularse del mismo. Lumumba se oponía a la política de los imperialistas, y por ello fue asesinado por la CIA, pero detrás de él dejó un mensaje de esperanza, paz y prosperidad.

En medio de este ciclo de guerra surgió LUCHA (Lutte pour le Changement) en el año 2012 un movimiento independiente, no-violento y no partidario, que después de 14 años, cuenta con más de 30 secciones en todo el territorio nacional.

Manifestación en RCD

François como miembro de LUCHA nos comenta

Nuestro objetivo es llevar a cabo actividades siendo completamente autónomos, algo que creemos que les faltó a las generaciones anteriores. Existe el “civic power”, una vez construyamos ese poder ciudadano, entonces no tendremos más autoridades impostoras. Habrá gente que se preocupará por el bienestar de todos nosotros.

El otro problema es la falta de compromiso, la gente no puede pensar que van a heredar un país con el cual no se han comprometido y que no han construido. Si pensamos que serán los catarís, los belgas o los americanos quienes van a construir el Congo, nos equivocaremos.

LUCHA, en tanto que organización comunitaria, intenta salir de lo ordinario a nivel de reflexión, e intenta luchar contra los 3 pilares sobre los cuales gobierna el gobierno, es decir, la corrupción, la pobreza y la ignorancia.

Nuestro movimiento se inscribe en la lógica de lucha de los padres de la independencia Lumumba y sus compañeros, que Congo sea un estado de pleno derecho, un país soberano y un estado donde cada individuo sea parte de la solución. Esa es la lucha que queremos perpetuar.

Los miembros del movimiento LUCHA están amenazados, quienes están en el poder nos combaten porque tocamos directamente sus intereses, y cuando tocas sus intereses pueden hacer de todo para eliminarte, por eso, tenemos perfil bajo, denunciamos lo que no funciona pero con prudencia, y no frecuentamos a quien no conocemos.

Las amenazas se han convertido en muertes de varios compañeros de LUCHA como ha sido el caso de Luc Nkulula, abogado por la Universidad de Goma, que trabajó como consultor para varias organizaciones internacionales. Se unió a LUCHA en 2012 y en 2016 representó al movimiento en una reunión con el presidente Joseph Kabila, donde criticó a este último por su falta de acción en el este del país.

François añade,

Cuando Kabila llegó a Goma, se reunió con LUCHA porque quería que se convirtiera en partido político o en asociación local, para que se dedicase a realizar proyectos de desarrollo. En aquel momento Luc Nkulula era el portavoz, aunque no tenemos una estructura muy definida públicamente, internamente estamos organizados. Cuando Luc se expresaba como portavoz, lo hacía vehementemente, así que lo tomaron por el presidente del movimiento y se convirtió en objetivo. El 10 de junio de 2018 quemaron su casa, incendio en el que murió.

Sin embargo Luc Nkulula no es el único activista de LUCHA que han matado, François hace una breve pausa, notamos en su voz que recuerda un momento doloroso, pero continúa

mataron a dos amigos durante las manifestaciones que tuvieron lugar en Kivu, que reclamaban paz y seguridad. A otro compañero le tuvieron que amputar la pierna como resultado de una bala recibida por la policía. Y así tenemos más casos, además de las detenciones, las pérdidas, pero la lucha tiene que continuar.

Lumumba decía, hay que continuar porque todavía no hemos conseguido la liberación económica, como el caso de los acuerdos de soberanía, los acuerdos bilaterales de inversión, que hacen que nuestros países continúen en un neocolonialismo. Kwame Krumah evaluaba las etapas de la colonización, y hacía hincapié sobre la necesidad de combatir la privatización.

Después de sus independencias, los países africanos han visto como el BM y FMI han puesto en marcha los programas de ajustes estructurales, es decir, la promoción de la privatización frente a lo que le pertenecía al Estado. Ante lo cual LUCHA defiende otro modelo

Como movimiento, nos ha llevado a ser un movimiento anti-privatización además de un movimiento anti-autoritario. El objetivo es hacer fracasar todos los planes imperialistas y capitalistas.

En este difícil contexto, en el cual la lucha es a largo plazo, y en el cual cada día se juegan la vida, le preguntamos a François si LUCHA es un movimiento intergeneracional.

LUCHA es intergeneracional, hacemos transferencia de competencias, para que haya relevos, y en los momentos de menos fuerza, siempre habrá gente sobre el terreno, mientras otros ayudarán a nivel estratégico. Aunque sobre todo son los jóvenes quienes forman parte del movimiento.

En el largo plazo, cada militante debe paralelamente ingeniarselas para sobrevivir, así que queremos saber cómo se ganan la vida los congoleños, nos comenta François que

la economía es de estricta supervivencia, puede ser en el campo o en las ciudades a través del pequeño comercio. Pero sólo es supervivencia. Ni siquiera la gente que trabaja en la administración pública tiene grandes salarios.

Sólo los políticos ganan grandes cantidades de dinero en Congo. El Presidente dice él mismo, que no sabe cual es su salario. Hay ministros que ganan 50 mil dólares al mes, un diputado nacional gana 21 mil dólares.

Mientras tanto profesionales como profesores o enfermeras ganan menos de 100 dólares y eso sin mencionar los soldados del ejército, que prácticamente no ganan nada, ni para cubrir los gastos del mes. Así que tenemos ese problema de justicia social, aquí no tenemos clase media.

En ese contexto de supervivencia nos preguntamos si los propios militantes no están tentados a aceptar ser parte de la clase política, ante lo cual nos responde

En el movimiento, vemos que gente que ha sido comprometida, al cabo del tiempo optan por convertirse en políticos, pero nosotros estamos en contra de esto. Sabemos que el sistema que existe contiene muchos vicios, hasta el punto de que si alguien de la sociedad civil llega con sus valores, le resulta difícil cambiar el funcionamiento del sistema político, y acaba adhiriéndose al mismo.

Sabemos que el sistema es la corrupción, la intolerancia, el tráfico de influencias. Por eso creo que como movimiento hay que tomar una distancia crítica. Si formas parte de la política, al final vas a cambiar, y la gente va a pensar “nos ha traicionado aunque le teníamos confianza”.

Hemos pasado por esta situación en Goma, cuando militantes se han convertido en políticos; pese a que se oponían al régimen, hoy en día no se les oye, quizá decidieron que les llegó el momento de hacer su vida, de hacer fortuna.

Nosotros creemos que para cambiar no es la política la que constituye la mejor vía a explorar.

¿Quieres añadir algo más?

Quiero compartir una anécdota que me pasó hace un tiempo. Después de varios años, reencontré un antiguo profesor en Tanzania y compartió conmigo una experiencia, me dijo: “cuando la gente iba a Europa o EEUU, se les decía que había que comprometerse en la lucha política; pero en la lucha política hay 2 tendencias o bien eres de la mayoría o bien eres de la oposición, y ahí los imperialistas encuentran un medio de dividiros entre vosotros y cuando os dividáis, volveréis a ellos, buscando soluciones alternativas al problema que vosotros mismos habéis creado debido a una falta de análisis”.

Por eso decía que la política no es una buena opción, y lo que podemos hacer es que los movimientos sociales se articulen, y que su ideología implique el bienestar de todos y la dignidad humana.

Agua RCD

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