19 de Julio, Salamanca. Temática: Barrios

10:30 – 12 h. MARCHAS desde San José y Buenos Aires hasta el Ayuntamiento.
14 h. COMIDA en el Barrio de Buenos Aires.

cartel

BARRIOS PARA VIVIR

Los vecinos y las vecinas somos, sin duda, lo más importante de los barrios. Si las personas que vivimos en ellos, además, nos organizamos y nos reunimos para debatir los problemas y saber encontrar y plantear alternativas protagonizadas por nosotros mismos, somos más barrio aún. Cada barrio es reflejo del comportamiento y de la situación de sus propios vecinos; de la actuación de las Administraciones sobre ellos; de la preocupación e intervención de los Partidos Políticos o del tejido colectivo creado o destruido.

Probablemente, casi todos los barrios, tienen en su origen luchas y esfuerzos comunitarios importantes y valiosos. Seguro que no hemos sido lo suficientemente agradecidos con aquellas primeras personas y familias que llegaron con toda la ilusión al barrio; con aquel movimiento de lucha y esfuerzo comunitario del que hoy todavía disfrutamos en sus consecuencias. Qué falta de sensibilidad en los responsables municipales al no haber dedicado en cada barrio un espacio o calle al reconocimiento público del trabajo realizado por estos colectivos vecinales.

Pero, con todo ello, estamos remontándonos a los años setenta y ochenta. Entonces, agua, asfaltado de las calles y plazas, construcción de zonas verdes, puesta en marcha de servicios públicos imprescindibles como los de educación, cultura o servicios sociales; fueron consecuencia de muchos esfuerzos compartidos, de muchas asambleas celebradas, de muchos grupos organizados, de mucha conciencia colectiva y bien común, de muchas iniciativas vecinales.

Los años noventa y dos mil, cuando aparentábamos tener casi todo conseguido, sin darnos cuenta, los partidos políticos se habían apropiado de la palabra de los vecinos; las Administraciones públicas de las iniciativas más descafeinadas, a veces triunfalistas, muchas veces justificativas de algo prometido y no realizado, y siempre fruto de su lejanía de los vecinos. ¿De cuántas promesas incumplidas podríamos hacer memoria los vecinos de barrios que conocemos, por ejemplo?.

Y como si aparentemente nada pasara, el deterioro de los espacios comunes de barrio, la negación de derechos sociales elementales, la criminalización de algunos colectivos concretos, y la ruptura de las relaciones de vecindad se han ido produciendo hasta vivir en ciertos barrios un avance sin retorno hacia situaciones de empobrecimiento colectivo y personal inconcebibles en una sociedad que ha tenido tantos recursos y los continúa teniendo.

Pero no sé si todo esto importa mucho a los vecinos y vecinas colectivamente. No sé si, hoy, hay muchos y muchas que creen que es posible comunitariamente transformar esta realidad tan extraña, de deterioro de servicios comunitarios o de derechos sociales fundamentales, vivienda, salud, educación,…expoliados por quienes tienen la misión de hacer lo contrario y además cobrando por ello.

Somos conscientes de que muchos de nuestros barrios  viven plenamente la exclusión espacial, pues son fruto de políticas interesadas de reurbanización de otros espacios; viven la exclusión colectiva, ejercida a través incluso de dar “legalidad” consentida a actividades como el narcotráfico, claramente enriquecedoras para convertirse en el segundo gran negocio económico del mercado  y que genera que ciertos colectivos se sientan situados en lugares donde molesten lo menos posible al Centro de las ciudades, reservado para el espectáculo del turismo y al propio sistema; viven la exclusión económica, pues interesan como grupos y personas solamente para continuar alimentando la economía sumergida; viven la exclusión social y cultural, pues las Instituciones se han lavado las manos en su responsabilidad de tener que  ejercer la puesta en cercanía de los servicios sociales que sirvan para dignificar comunitariamente la precariedad de vida de muchas personas.

Como resultado de esta mirada, y ante las acciones individualizadas con las que actúan las Instituciones Públicas, en nombre del Sistema, y que tienen como único resultado el “sálvese quien pueda” así como la ruptura del apoyo mutuo, imprescindible en las situaciones que contemplamos; muchos grupos apostamos por  continuar potenciando , poniendo en práctica y reivindicando todo tipo de acciones, de servicios y recursos que generen desde el propio barrio espíritu y dinámica COMUNITARIA, de tal manera que signifique asegurar la permanencia en el tiempo de los procesos emprendidos a favor de las personas. Las acciones ocasionales y asistenciales solamente generan dependencia y juego al Sistema, y debemos avanzar hacia otras salidas.

Las acciones individualizadas, desde fuera y potenciadas y animadas no sólo por Instituciones Públicas, sino también por otros profesionales y colectivos, significan llegar a resultados que van luchando contra el propio barrio y destruyendo el propio barrio, de tal forma que van perdiendo de esta manera su propia identidad y creando dependencia individual y ausencia de crecimiento personal y comunitario.

Desde hace tiempo diversos colectivos venimos promoviendo herramientas para otra manera de vivir alternativa. Las Rentas Básicas de las Iguales y las luchas en los barrios; los Puntos de Información que ayuden a crear conciencia, reivindicación y protagonismo personal y colectivo; la utilización de Radios Comunitarias para poder expresar otra manera de vivir los problemas y de luchar contra ellos ante la misma opinión pública; la utilización de la Economía Social y Comunitaria como instrumento fundamental en el reparto de la riqueza y el trabajo; La Vivienda Social y Comunitaria que sirva para afrontar la precariedad en el derecho a vivir bajo un techo y a disfrutar de todos los servicios mínimos comunitarios; la Escuela y los instrumentos educativos y culturales imprescindibles que ayuden a crear conciencia nueva por una humanidad más justa,...