“Una sociedad que solo mira hacia las rejas como solución social está condenada a esconder los problemas frente a solucionarlos”

imagenarainfo.org. Iker González Izagirre.- Hablamos con la Iniciativa Contra las Macrocárceles, organizadora de la Marcha a Zuera que este domingo celebra su vigésima edición en el parking del centro penitenciario. “El tema de las cárceles es el patito feo de muchos movimientos sociales”, afirman en esta entrevista en la que repasamos la lucha anticarcelaria y antirrepresiva y la defensa de los derechos de las personas presas.

La Marcha contra la macrocárcel de Zuera es una de las actividades más potentes que realizan los movimientos sociales aragoneses. Este domingo se ha celebrado su vigésima edición. Así, un año más, el parking del centro penitenciario volvió a ser escenario de reivindicación de la lucha contra las prisiones y de denuncia de la “cada vez más represiva política penal y social del Estado español”. Un Estado en el que la población presa supera las 65.000 personas, y que lidera un triste ranking: el de más mujeres en prisión. Como en todas las Marchas, contó con diversos actos que arrancaron a las 11.00 horas con la salida del autobús, y que tiene como aperitivo la jornada anticarcelaria que se celebró este sábado en Zaragoza. Hablamos de todo ello con la Iniciativa Contra las Macrocárceles, impulsora de la Marcha desde sus orígenes. Una entrevista en la que también ponen encima de la mesa alternativas a las políticas actuales de castigo. Y es que son “20 años luchando contra las cárceles y por la personas presas, de corazón”.

20 años luchando contra las cárceles son muchos años. ¿Cuál es el estado de salud del movimiento anticarcelario aragonés?

Existe y eso ya es mucho, porque el tema de las cárceles es el patito feo de muchos movimientos sociales. Aprovechamos la entrevista para animar a todas aquellas personas que nos leen a que no solo se acerquen al parking de Zuera el domingo 16 (que también) si no a que se pongan en contacto con la asamblea para cualquier duda, propuesta, inquietud, etc. Las recibiremos con los brazos abiertos.

“Visibilizar la deshumanización de este sistema penitenciario”

La marcha está organizada desde sus inicios por la Iniciativa Contra las Macrocárceles. ¿Quiénes sois y qué objetivos tenéis?

Tras el cierre de la cárcel de Torrero y aprovechando los resquicios de un movimiento vecinal (aliado con colectivos antipunitivistas) que se opuso a la construcción de la macrocárcel en su localidad, colectivos antirepresivos (ASAPA como núcleo) hicimos un llamamiento a asociaciones, colectivos sociales, sindicatos y movimientos vecinales para dar una respuesta a la apertura de la macrocárcel; visibilizar la deshumanización de este sistema penitenciario, las dificultades de las familias para acceder a las visitas, la conveniencia de para apartar de los núcleos urbanos las prisiones, etc. Así conseguimos extender la lucha anticarcelaria a otro tipo de colectivos y personas, haciendo sentir como propia una lucha que estaba muy parcelada en un par de colectivos. Fue un antes y un después. La primera marcha la realizamos en octubre del 2001 y fue una coordinación más de colectivos y sindicatos. Con el tiempo hemos sido un grupo de individualidades al que se adhieren organizaciones con colaboraciones de Aragón y fuera de nuestra tierra.

Tras el parón obligado por la pandemia, lleváis dos años consecutivos organizando de nuevo esta cita anticarcelaria, un clásico en la agenda de los movimientos sociales zaragozanos. ¿Hay Marcha para rato?

Por desgracia no parece que las cárceles, los CIEs y los centros de reforma vayan a desaparecer, así que la respuesta es un sí rotundo. Hay que entender que la Marcha siempre ha aspirado a ser algo más que un día de movilización. También pretende mantener un discurso continuado contra el sistema carcelario y represivo. Digamos que le hemos cogido la marcha y que somos un grupo estable que va incorporando colaboraciones y mantenemos contacto permanente con movimientos similares de otras ciudades.

¿Qué vamos a encontrar en esta Marcha “tan especial”?

Lo más especial de esta edición es la ilusión y el corazón que le hemos puesto al XX Aniversario. Creemos que las charlas, actuaciones, el programa de Radio Hawaii, etc. van a ser geniales, como en todas las ediciones, pero plantear las actividades con la perspectiva de cumplir los 20 años nos ha emocionado mucho.

“Nada ha mejorado, de hecho cada vez la situación es peor”

La macrocárcel de Zuera está cerca de cumplir un cuarto de siglo. Nació para sustituir a la prisión de Torrero, incrustada en medio del barrio zaragozano. ¿Todo cambió para que todo siguiese igual?

Efectivamente, no solo que siguiese igual, sino que empeore, ya que por mucho que sea un edificio nuevo lo único que se consiguió es invisibilizar más a las personas presas apartándolas a un lugar escondido del mundo, castigar a sus familias… Nada ha mejorado, de hecho cada vez la situación es peor, por ejemplo con la jubilación de los tres médicos de la macrocárcel se puede dejar a los 1.100 internos sin la atención de facultativos o muy limitada, ya que no se están cubriendo estas plazas de personal médico.

¿Cuáles son los principales problemas asociados a las prisiones?

Uno fundamental, por citar el primero, es la desocialización de la persona encarcelada. La prisión aísla de la sociedad y obliga a vivir a una persona a la defensiva, lo que hace que en un tiempo relativamente corto de encierro, se produzcan daños psicológicos y problemas mentales casi irreversibles. En fases agudas se produce lo que se conoce como institucionalización y el individuo asimila el talego como la única realidad posible y solo sabe desenvolverse en ella. La salud física también se deteriora muy rápido. Patologías musculares, deterioro visual, agravamiento de enfermedades que en la calle serían leves… Al final del sufrimiento mental está el suicidio. La tasa de suicidios en prisión es mucho más alta en las cárceles que en la calle.

Y en concreto, ¿en qué situación se encuentra la población reclusa en la macrocárcel de Zuera?

La situación de Zuera poco ha variado en los últimos años, aunque sí que es cierto que ha habido un repunte de la violencia que reconocen las propias autoridades penitenciarias. Es una prisión que estuvo saturada prácticamente desde su apertura y así sigue. Aunque ha bajado algo la población reclusa sigue habiendo bastante más de la que soporta este centro. Las propias organizaciones de funcionarios lo avalan. Hay una inadecuada clasificación de personas presas y las actividades se quedan muy cortas. Además, está especialmente alejada de la civilización, más aún que otras macrocárceles, lo que es un obstáculo muy grande para las comunicaciones.

“Invisibilización de las necesidades de las mujeres, personas no binarias y trans”

En el comunicado de este año volvéis a denunciar que las prisiones “son espacios hipermasculinizados”, lo que supone “una evidente desigualdad en el contexto carcelario y una invisibilización de las necesidades de las mujeres, personas no binarias y trans”.

El Estado español lidera el ranking de mujeres en prisión. Alrededor de 4.000 permanecen entre muros, suponen un 8% aproximadamente. Las prisiones son espacios hipermasculinizados, diseñados legal, arquitectónica y espacialmente para cubrir las necesidades básicas de los hombres, lo que supone una evidente desigualdad en el contexto carcelario y una invisibilización de las necesidades de las mujeres, personas no binarias y trans. Las mujeres, asimismo, siguen padeciendo un doble confinamiento por estar privadas de actividades que solo llegan a los módulos masculinos, con menor acceso a “puesto de trabajo” en prisión y menos apoyo en el exterior, además de haber sufrido al menos un 70% violencia física y sexual y con una mayor porcentaje de muertes por suicido en prisión. También se dejan sentir los estereotipos en los trabajos desarrollados dentro de prisión: en gran medida de cuidados y limpieza. En relación a las mujeres trans, existe una sobrerrepresentación en las prisiones, donde son más propensas a sufrir abusos y violencia tras las rejas. En la calle han sufrido la violencia institucional, exclusión social y transfobia. Sus vidas en contextos de encierros se ven atravesadas por otras interseccionalidades incluyendo su condición migratoria, si cuentan con documentos de identidad, su estado socioeconómico, historia de salud, situación de calle…

“Morir por falta de atención sanitaria es una realidad en las prisiones del Estado”

Junto a otros colectivos como Salahaketa, CAMPA o la ya desaparecida ASAPA, habéis denunciado en diversas ocasiones la atención sanitaria en las prisiones.

Es una constante la desatención médica en prisión, pero es que, además, se está agravando y no es solo una cuestión de Zuera por supuesto. Por ejemplo, en Zuera ya no hay personal médico estable por la progresiva jubilación de los profesionales que atendían a las presas y los presos. Zuera cuenta, con suerte, con un servicio básico de enfermería que puede atender pequeños problemas pero eso es todo. Para cualquier cuestión más grave que requiera una atención especializada se recurrirá, según fuentes penitenciarias, a la atención telefónica y luego, como último recurso al traslado en ambulancia. Morir por falta de atención sanitaria es una realidad en las prisiones del Estado. Asimismo la atención de especialistas en asuntos como ginecología o psiquiatría (no olvidemos que muchas personas presas tienen patologías mentales) son muy esporádicas y a menudo requieren de traslado a un centro hospitalario que puede tardar incluso meses.

Hace unas semanas se produjo el cese de la directora de la prisión de Zuera. Lo calificasteis de “sorprendente”. ¿Por qué?

El cese se produjo después de que un equipo del Defensor del Pueblo perteneciente al MNP de la Tortura, visitara el centro penitenciario el pasado mes de septiembre y realizara un informe sobre la macrocárcel. Es sorprendente que se cese a la directora de una manera tan fulminante después de un informe, esto solo reafirma todas las cosas que pasan dentro de los muros, que nos cuentan las personas presas y que no se ven. Llevábamos tiempo escuchando toda suerte de rumores, que demostraron ser fundados, e ignoramos si ha habido algún tipo de sanción disciplinaria o acción jurídica. ¿Qué vería este equipo del MNP y pondría en su informe para que haya sido cesada tan rápidamente? ¿Cuántas cosas más graves se quedarían sin entrar en ese informe?

Por último, la Iniciativa Contra las Macrocárceles es un colectivo que defiende el antipunitivismo y la abolición de las prisiones. ¿Qué alternativas planteáis?

Es muy difícil detallar todo en pocas palabras, pero allá va. Más de una vez hemos comentado que es propio de una sociedad que no funciona bien priorizar el castigo a la reparación del daño hecho por una conducta ilegal. Para empezar habría que aclarar que la mayor parte de la población reclusa lo es por delitos muy leves. En el imaginario colectivo la idea de la persona presa es alguien que ha cometido fechorías terroríficas y no es así. Lo primero habría que ir a por la causa de los delitos. Es evidente que el consumo y adicción a drogas ilegales es la fuente de muchos encarcelamientos, pero nadie parece querer ver el elefante en la habitación. Simplemente se persigue y se castiga con condenas durísimas a menudo a simples camellos de poca monta, pero no es más que fruto de una industria paralela a la legalidad pero generada por el propio capitalismo. Por otro lado, en el Estado español las penas son muy altas, algo que no suele ir aparejado con menos delincuencia. Han bajado mucho los índices de delincuencia, es cierto, pero asociado a una mejora de la calidad de vida con respecto a hace unas décadas, no es ningún secreto. Otra alternativa pasaría por la justicia restaurativa. Si se trata de delitos económicos es más fácil, pero hay que estudiar a fondo cómo resarcir el daño causado y dar un trato más individualizado de los casos. También está la figura de la mediación, que existe en la legislación española y que se utiliza muy pocas veces y generalmente para pleitos económicos. Es otra alternativa a la que, por supuesto, no habría que forzar a las víctimas si no lo desean. La cárcel para muchas personas es un camino de no retorno y una sociedad que solo mira hacia las rejas como solución social está condenada a esconder los problemas frente a solucionarlos.

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