Se fue una baladrina, AGUR PAQUITA, HASTA SIEMPRE

fotoPaquita S. Bartolomé, la amiga que me recogió en su casa, con la espalda rota de porrazos de la policía. La que vino a Comisaria a pedir verme y me salvó de los golpes en aquella detención. La baladrina que hacía de la amistad su tarjeta de visita, fiel como ella sola, solo sabía serlo, manteniendo sus visiones y opiniones, desde el respeto a la diferencia.

Mi amiga Paquita estaba enferma, su cuerpo decía basta en los últimos meses a tantos años de actividad de dar para todas. Amaba su país, Valencia; se emocionaba recordando su infancia. Pero tenía dos amores y el otro era: ABETXUKO, fue de las primeras que llegó y aquí se quedó.

Muchas veces charlábamos sobre su Comuna/comunidad refiriéndome a su familia, siempre han sido unas maestras del Apoyo Mutuo. Cuantas veces hemos charlado de una amiga de ambas, a la que las dos queríamos muchísimo: Isabel, la compa que nos atiende a todas, la que supo convertir una tienda de prensa y chuches en un lugar de afectos y cuidados, la misma que me llamó esta tarde a las 16h, para darme la noticia del ultimo viaje de Paquita. Coincidíamos siempre en que Isabel lo da todo, que era especial.

Han sido tantísimas las horas y días que hemos estado charlando en el salón de la casa de Venta la Caña, con Fede, Luis Carmona, Patxi Godoy a veces... y tantas y tantas baladrinas.

Conocer Abetxuko y Paquita en particular era un clásico de las gentes de Baladre, similar a la visita que todas hacemos, cada un tiempito a Berri Otxoak.

Estas letras salen de la necesidad de contaros a todas que se fue, que no regresará más, pero que siempre estará con nosotras, con las gentes de Baladre.

En lo último que andábamos era en escribir la historia de los últimos 25 años de luchas en Abetxuko, le prometí que lo incluiríamos en el libro de los más de 30 años de Baladre que está compilando Simón.

Para ella era importante que se reconociera, desde el profundo conocimiento lo que significaron esos años: Las siete viviendas conseguidas tras okupar el antiguo Cuartel; las 45 de la cooperativa de vivienda, a precios populares; las 150 en régimen de alquileres bajitos, todas construidas desde lo público y controladas por la Asociación de Vecinas Uribe-Nogales. Atrás quedan los Mikelines, sus vídeos, las miles de personas que colocaron Abetxuko en el centro de Euskal Herria en aquellos meses de septiembre entre 1987 y 1995; La Casa de Iniciativas que sigue su propio caminar; la Radio Abetxuko eta Kitto; el FANTXUKO; la Lucha por la Renta Básica de las Iguales; la solidaridad con las personas presas; la resistencia a la imposición de un tranvía que excluye a medio barrio/pueblo.

Pero recordar hoy que juntas en Abetxuko se consiguió tener el Gas natural más barato del Euskadi (la instalación y el acceso al servicio). Que esa unión vecinal y las luchas hicieron posible la legalización de las traseras de las casas bajas; que la Ikaslola se quedase en Abetxuko; al igual que el Centro de Salud o que se construyese la que va a ser la Residencia de gente mayor (publica) de Abetxuko; la Piscina Municipal; que no se derrumbase el Puente Romano; poner en marcha los Huertos Urbanos, los arreglos de traseras y tantas y tantas luchas y conquistas de todas. Pero allí estaba la Coral de las Abuelas y las mujeres de Abetxuko y con ellas como un pegamento interno y para con toda la vecindad nuestra querida Paquita y sus amigas y compañeras Isabel, Paki y Amparo.

Estas letras son recuerdos, son afectos, son emoción pura, a dos horas de la llamada que me comentaba el ultimo viaje de Paquita, a la vez que me decían que hace menos de diez días se fue la madre de Luis Carmona y nuestro compa Plácido, el mismo, el de la Asamblea de Paradas de Gasteiz y de Baladre.

Solo espero que con más tranquilidad, nos reunamos las que nos apetezca este mes de diciembre, cuando veamos y podamos para compartir una jornada en honor y recuerdo a nuestra amiga de Baladre, una vecina de Abetxuko de carné de valencia, por encima de todo amante del apoyo mutuo y la solidaridad, con mayúsculas.

Agur Paquita, hasta siempre.

Tu amigo baladrin Manolo S. Bayona

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