Esta mañana nos despertamos prontito para acudir a la concentración por la Emergencia Alimentaria en Plaza Independencia de Mendoza. Las compañeras apuntan a la necesidad de declarar el estado de emergencia debido a la situación que sufre una importante parte de la población. Los alimentos frescos, la fruta y la carne, el pescado no entra en la dieta de las familias; la alimentación se basa en hidratos de carbono: pasta, pizza, pan, tortas. El aceite es un tesoro que se dosifica en la cocina.
También en Buenos Aires y Córdoba presenciamos acampadas exigiendo la implantación de la emergencia alimentaria y la urgente solución de esta situación, sobre todo en niñas y ancianas.
Las niñas van a la escuela para recibir un pequeño bollito y un dado de queso, las maestras se quejan de que así es imposible que las alumnas puedan estudiar y las ollas populares normalmente son promovidas por este sector. Esto nos comentaba ayer Paula, una compañera que combina su trabajo en la cooperativa textil con el de profesora en una escuela primaria.
Antes de salir Paula imprime los últimos flyers para la concentración y con ella llegamos al lugar. Allí están las compañeras de la Cooperativa Fernanda Toledo, ellas también apoyan la convocatoria, charlamos un rato en la plaza hasta que termina el acto. Estando allí nos presentan a otra compañera con la que compartimos su preocupación por la agricultura, las grandes plantaciones de monocultivos, la fumigación, la pobreza de las productoras, etc. El mundo agrícola también esta en lucha. Aprovechamos para citarnos con ella el sábado por la mañana tras la concentración que tendrá lugar en esta misma plaza. El sábado será un día lleno de reivindicaciones y no faltaremos a ninguna.
No ha habido demasiadas personas en la convocatoria, es laborable y durante la mañana, por lo tanto es previsible que muchas personas no puedan acudir.
Nosotras vamos recogiendo la pancarta y alejándonos del lugar.
Observamos como la policía desmantela uno de los puestos de artesanía que son habituales en la plaza y cruzando la calle cambiamos de mundo, aparece el Mendoza de turista, ese que quieren que sea, el Mendoza maquillado de burguesía que esconde la pobreza en los barrios. En esta zona peatonal no dejan dormir en los bancos, no dejan pedir, ni hay artistas callejeros. Al igual que en la terminal de autobuses, donde las vendedoras de café ambulantes han sido apartadas un par de cuadras. Esto forma parte del plan turístico, hay que esconder la pobreza que realmente existe para no “afear” el paisaje, se esconde y se hacina sin ofrecer una solución evidente.
Vero, compañera de la Cooperativa Fernanda Toledo nos acompañó a cambiar dinero (andamos vendiendo euros como buenas guris), terminadas las gestiones económicas iniciamos una ardua tarea: intentamos volver a la casa. Durante una hora y media estuvimos esperando que pasara bus 563, hastiadas decidimos cambiar de ruta y coger otro bus que nos acercaba a casa.
De camino al nuevo bus pudimos ver algunas pancartas del movimiento contra el fracking. Esta técnica para extraer gas natural de yacimientos no convencionales, cuyo proceso es altamente contaminante. A lo largo del viaje hemos visto que las estrategias de extracción de recursos naturales en Argentina está provocando malestares en diferentes medidas a les habitantes del territorio. En este sentido, muchos grupos de personas se están organizando contra el despojo y los abusos capitalistas que pretenden saquear los territorios con el fin de obtener beneficios monetarios por encima de la destrucción del planeta, de este planeta que es finito y que llevamos siglos llevándolo al límite.
Aprovecho el espacio para hacer alusión (otra vez) al gravísimo problema ecológico que tenemos causado por la visión neoliberal de conseguir el máximo beneficio económico por encima de los límites del planeta. Dicho sea de paso, Valencia esta padeciendo ahora mismo la ampliación de la V-21 en la zona de Alboraya, la cual destrozará algunos kilómetros de huerta y el forn de la Barraca de Alboraya. El horno es un horno moruno que lleva unos 200 años en la huerta de Vera y Alboraya, es decir, un horno que es patrimonio histórico.
Comento la cuestión porque creo que ,aunque lo sepamos, es necesario reiterar que el sistema capitalista es un sistema contra la vida, un sistema anti-personas y anti ecosistema. Que estamos en un punto en el que la resistencia colectiva es la única manera de conseguir el sostenimiento de la vida.
Dicho esto, volvemos a Mendoza. Bajamos del bus rondando las cuatro de la tarde y dispuestas a comer lo que se ponga delante así que decidimos darnos el “lujillo” de comer en un bar mientras vamos definiendo algunas cuestiones sobre la gestión del resto del viaje. Aquí otra nuevo alarde policial varios coches con sirenas que no llegamos a contar cruzan la avenida a toda velocidad y entre los coches policiales unos furgones de seguridad, y parece que somos las únicas extrañadas.
Llegar a casa caminando nos costo menos que la espera al bus y mientras Marilina se echaba la siesta, Bibi le daba duro al trabajo o el trabajo le daba a Bibi, que nunca se sabe jeje. Una vez descansada, Marilina empezó a trabajar porque como dicen, mejor tarde que nunca, y así se va turnando el ordenador
Ahora vamos a hacer la cena y descansar para mañana que tenemos un día largo y lindo, así que… Buenas noches!
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