9ª crónica: La venganza evidencia su derrota

Últimas horas en Hamburgo, hacemos maletas, comprobamos billetes de bus para Berlín y llega un mensaje que nos indica que en lugar de salir de ZOB (estación central de autobuses de HH) tenemos que dirigirnos a Vedel, la parada de metro que tomamos el martes anterior para ir a Wilhensburg, el barrio que ya hemos adoptado como baladrín.

Llegamos allá sin problema, con tiempo suficiente para comprar algo de bebida y ubicar la dársena del Bus directo HH-Alexanderplatz. Subimos al bus, viajamos un par de horas y cuando el autobusero va a adelantar una furgoneta de la polizei le sacan un cartel por la ventanilla que dice: Venimos siguiéndoles desde HH, quédense detrás del vehículo. El autobusero no entiende muy bien y el madero comienza a hacerle un gesto con el dedo y a indicarle que se vaya para atrás.

Nos hacen seguirles hasta un área de servicio y allí suben tres maderos al bus para decirnos que nos van a llevar a otro área más grande porque bestán buscando a una persona en concreto y que no nos pueden dar más información.

Seguimos tras la furgo y unos 30 o 40 km de Berlín, cuando ya empieza a indicar las direcciones de entrada a la ciudad nos desvían, atravesando un atasco con las sirenas a toda velocidad, hacia una zona donde vemos un aeropuerto militar. Seguimos la ruta y llegamos al área de servicio.

LA EMBOSCADA

Nos hacen parar el bus en un aparcamiento donde se nos encontramos rodeadas de más de 30 furgonas, cientos de maderos, 6 autobuses más y una furgoneta que ya habíamos visto parada en la carretera donde viajaban jóvenes que venían de las acampadas de HH.

Retenidas dentro del bus, entran 2 secretas, una moza y un mozo con chalecos verdes que pone polizei, pero sin n° de identificación. Gafas de sol, barbita hipster, tatuajes,... dos maderos que habrían pasado por nuestro lado en las demo, completamente desapercibidos.

Comienza la selección de ovejas pal matadero. Nos van señalando con el dedo de atrás a adelante del bus y escoltadas una a una por dos maderos nos llevan de paseillo por entre las furgonetas. Indignadas, comenzamos a decirles (bueno, las compas alemanas) que conocemos nuestros derechos y que no tienen ningún motivo para retenernos e identificarnos.

Llamadas a las abogadas de HH para que tengan constancia y seguimos saliendo una a una para los registros y las identificaciones.

En una de las furgonetas, de color verde, han pegado unos folios donde pone A B C y D, cada una de nosotras, nos ubican bajo una letrita y nos colocan otro código, en mi caso C-7, y nos sacan la ficha.

Manolo y yo nos hacemos las tontas, diciendo no entender, la madera que a mí me retenía, la 35217 va en busca de 25127, un armario ropero que comienza a decirme en castellano que le entregue el DNI, que responda si he visto actos criminales en HH, que la 35217 me va a cachear y que después viene la foto. Me niego a todo, pero la madera se pone a cahearme igual y después me toma del brazo y me ubica bajo la letrapara hacerme la foto.

Después nos dan el folio con el código y nos llevan a otra furgo donde están haciendo las comprobaciones de los DNI; atrás veo a Manolo enzarzado en secarle la oreja a una madera pidiendo un documento que diga quien es el responsable de este despliegue. Como no la deja en paz en un momento le dice que sí, que le va a dar el papel, pero después de la fotito.

TRES HORAS BAJO SOL Y CEMENTO

Una vez acabados los trámites nos dejan escoltadas bajo un arbolito minúsculo que apenas hacía sombra, estamos a más de 26°, al sol, las compas del bus van llegando y usan sus tfnos para localizar a las abogadas. Los maderos, sudando como cerdas pero aguantando el tipo nos acosan rodeando el perímetro para que nadie se mueva de ahí. Algunas, piden poder ir a los baños de la gasolinera que tenemos detrás y comprar agua para todas.

Por fin, aparece el abogado, nos acercamos a él, que está bastante aturdido, no se esperaba semejante despliegue. Cientos de personas retenidas, ya vamos por 8 autobuses. Pregunta por el responsable 35300, se identifica y le dice que no pueden seguir haciendo fotos porque es ilegal. El madero asiente y dice que a partir de ahora no van a continuar, pero que la solicitud que hace de destrucción de las que ya nos han hecho, de momento, no es posible. Pero que después las destruirán (no nos creemos una m…).

Seguimos ahí tiradas y vemos a la familia japonesa que viajaba con nosotras que las han dejado bajar del bus para comprar comida a las niñas.

Otro madero se acerca a la furgo de enfrente toma un micrófono y nos dice que los viajeros de Flixbus dirección Alexanderplatz pueden ir yendo al bus. Nos vamos acercando y nos han hecho un pasillito de maderos en la puerta delantera del bus. Una de las maderas, sujeta una mochila negra y pregunta a todas las que vamos subiendo si es nuestra.

Ninguna la identifica. Ya dentro del bus, una mujer latina a la que no bajaron nos cuenta que han revisado todos los bolsos y mochilas y que han confiscado cosas. Que le parecía que de las nuestras justo no habían tomado nada pero que revisáramos por si acaso. Efectivamente estaba todo.

De la parte trasera parece que falta un pasajero y la mochila sigue sin identificación de propietario/a. Pero después de uno 15 min decidimos que lo mejor es salir para Berlín porque igual la persona se ha dado el piro por su seguridad.

...Y por fin en Berlín

Bueno, volvimos a librar. Ya en Berlín seguimos viendo controles en la estación de trenes y mucha policía en las calles, no como en HH pero parece que los post no van a ser nada tranquilos.

Nosotras, dejamos las mochilas, acordamos con Carlos y Ezequiel, las compas sindicalistas de argentina vernos y cenar juntas. Con Mahats, Cristoff, Petra, amigas que hace mucho que no veíamos. Así compartimos ya con risas la aventura del día

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