Porque deberíamos ir a la manifestación del día 25 contra la guerra de Ucrania

imagenKoordinadora de Kolectivos Parke.- Llenándonos las pupilas de edificios derruidos, cadáveres en las calles, niños hambrientos y piezas de artillería humeantes, crean una inflación de dolor que se apropia de aquello que nos hace “animalitos muy especiales”, la empatía, la capacidad de sentir como el otro, de hacer nuestra su situación, su angustia o su placer y su satisfacción, esa capacidad de proyectarse en tus semejantes es asesinada en esta devaluación de la solidaridad e inflación del dolor.

Las guerras no son más que la forma sistemática de la coacción es decir obligar “al otro “, que haga lo que tú quieres más allá de su voluntad y sus intereses.

El desarrollo del sistema social que reina en el mundo desde hace un par de siglos sociedad de “mercado” o capitalismo, evoluciona en algo que se dio en llamar imperialismo, un sistema por el cual unos pocos jugadores (estados), se juegan el poder, los recursos las cosas y sobre todo el dominio sobre el conjunto de la humanidad.

Esta es la clave de la llamada guerra de Ucrania y del resto de los conflictos bélicos, que asolan el planeta. Narcotizados por la superabundancia de muertos y mareados con nuestros problemas “domésticos”, parece que esta realidad no tenga nada que ver con nuestra vida, la vivimos como una tragedia alejada y lejana que en todo caso nos molesta, sin embargo, no podemos hacer nada para evitarla.

¿En serio no tiene nada que ver con nosotros?

Acaso la base de la OTAN de Paterna no es de las primeras, en importancia logística y por tanto un previsible blanco. No está la OTAN de la que forma parte el Estado Español metida hasta los tobillos, no es Estados Unidos quien ha hecho posible la actual fase del conflicto, animando a no respetar los acuerdos anteriores. Acaso no padecemos el aumento de los precios de la energía, de los alimentos etc.

Las migraciones forzadas de los refugiados son un drama que nos repercute a todas las personas. Las consecuencias del cambio climático son para todos los pueblos del mundo.

En realidad, los Estados mantienen el poder gracias al control y al silencio de las opiniones públicas. La relación entre los pueblos se debería de basar en la colaboración, la cooperación el apoyo, el respeto mutuo y los conflictos resolverse por medio del dialogo y la negociación jamás por la imposición de quien tiene los cañones más gordos.

Mostrar el desacuerdo, el descontento, es el principio de poder hacer que algo de todo esto cambie. Cuestionar la presencia del Estado español en la OTAN y por tanto su participación en el conflicto, exigiendo un mediterráneo desmilitarizado y desnuclearizado con una libre y regulada circulación de personas hace entender que no alinearse con ningún bloque militar, y la no injerencia es el respeto de los pueblos.

Si hay hostias en el patio del colegio, ¿qué hacer? Ponernos detrás del matón de la clase, para estar seguros, a ver si nos da unas migajas de los bocatas que afano, o buscar a los que no son tan fuertes, pero no creen en la ley del más fuerte”.

ALTO AL FUEGO Y NEGOCIACIÓN INMEDIATA DE TODAS LAS PARTES EN CONFLICTO

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