kaosenlared.net.- De nuevo. Estas noticias una y otra vez. Y las responsabilidades políticas no se asumen. las medidas necesarias e imperiosas no se toman. Y la rueda sigue. El vecino de Tárrega, de 83 años optó por el suicidio porque entendió que era la única salida posible. Las cifras son escandalosas: El año pasado se produjeron 503 desahucios en la comarca de Lleida, 308 de los cuales fueron por impago de alquileres.
Y este vecino, iba a ser parte de esos datos estadísticos del año 2023.
Ya no. Cuando leamos las cifras sabremos que al menos una de esas personas no ha sido desahuciada porque decidió suicidarse. Y se trata de este hombre, de 83 años, abandonado por el Estado y sin otra opción más que acabar con su vida.
Desde luego que ¡NO SON SUICIDIOS, SON ASESINATOS!
Un hombre de Tàrrega de 83 años se suicidó antes de ser desalojado de su casa por las autoridades por impago del alquiler.
El cuerpo del hombre fue encontrado en avanzado estado de descomposición cuando una comitiva judicial, acompañada por el propietario y la Policía Local de Urgell, entró en el piso del pasaje de Sant Jordi donde residía.
El propietario había iniciado un proceso judicial después de que el inquilino no pagara el alquiler durante más de un año.
Cuando la comitiva judicial entró en la vivienda el día del desalojo, detectó un fuerte olor y encontró el cuerpo del inquilino en una habitación cerrada con llave. Se activaron los Mossos d’Esquadra y Bomberos, y posteriormente los servicios funerarios se hicieron cargo del cuerpo.
Una autopsia determinará la causa de la muerte, pero fuentes policiales creen que se trata de un suicidio.
El hombre había vivido solo durante muchos años y no tenía familia. El año pasado se produjeron 503 desahucios o desahucios en la comarca de Lleida, 308 de los cuales fueron por impago de alquileres según la ley de arrendamientos urbanos (LAU).
Los suicidios por desalojos por falta de pago del alquiler no son constituyen un hecho trágico, sino que son absolutamente evitables. Sabemos que los desahucios tienen efectos devastadores en las personas y sus familias.
Para algunas personas, el miedo a perder su hogar y no poder conseguir uno nuevo se vuelve abrumador y genera sentimientos de desesperanza y desesperación. Nuestra experiencia desde los colectivos y plataformas de defensa del derecho a la vivienda, nos demuestran que las personas que enfrentan el desalojo tienen un mayor riesgo de suicidio. La angustia por no tener los medios para pagar el alquiler exacerba las situaciones de estrés y problemas emocionales. En algunos casos, el propio desalojo puede ser el detonante de la ideación e intentos de suicidio.
Evitable. El estado en todas sus formas, debe ofrecer asistencia financiera y recursos para ayudar a las personas que enfrentan dificultades para su supervivencia y se encuentran en riesgo de perder su vivienda. Claro, no lo hacen. No lo han hecho y difícilmente lo hagan.
Muchas veces nos preguntamos cuál es la herramienta que aún no se ha encontrado para que se garantice el derecho de acceso a una vivienda digna.
Sabemos que cuando planteamos un problema deberíamos aproximar recursos para enfrentarlo. La única que conocemos es la gente movilizada y luchando por sus derechos, la organización popular.
11 de abril de 2023