“No morirá la flor de la palabra, podrá morir el rostro que la nombra pero la palabra, no morirá”

fotoAlicia Alonso. Invisibles.- Ya han pasado 20 años desde que vimos las primeras imágenes, aquel 1 de enero de 1994, de cientos de indígenas que ocultaron el rostro para poder ser nombrados, armados de dignidad hasta los dientes, ocupando la desconocida San Cristóbal de las Casas, en un desconocido estado de Chiapas, en un no menos desconocido Sur de México. Desde aquel día y hasta este minuto, el movimiento zapatista con su “mandar obedeciendo”, “para todos todo”, “abajo y a la izquierda” nos ha compartido que los sueños son posibles vivirlos y construirlos.

Desde Sodepaz-Balamil hemos acompañado a veces de cerca, a veces de lejos, este hermoso proceso de construcción de un “mundo donde quepan muchos mundos”. Ese mismo año 1994 salimos a la calle para pedir al gobierno mexicano que parara el asedio y los asesinatos a las comunidades zapatistas. Y fue en el año 1996 cuando ya comenzamos a “acompañar” a las comunidades en los Campamentos Civiles por la Paz. Desde entonces, han sido varias las decenas de personas que hemos ido formando y que visitábamos las comunidades aprendiendo más que enseñando, recibiendo más que dando, denunciando a la vuelta la guerra de baja intensidad que mantenía el mal gobierno mexicano contra las comunidades en rebeldía, una guerra que envenenaba aguas, deforestaba selvas, armaba paramilitares, acosaba a las mujeres, criminalizaba a las bases de apoyo, en un largo etcétera de estrategias ya conocida en cualquier esquina del planeta. Diciembre del 97 nos sorprendió tristemente con la matanza de 45 indígenas en Acteal, de mano de impunes paramilitares. La indignación estimuló la creación de la Plataforma de Solidaridad con Chiapas en Valladolid que mantuvimos activa varios años… algunos más de los que duran las noticias en portada. Pero aunque ya no saliera en los medios el otro mundo posible, este continuaba a construirse, desde el tiempo y la lógica de la cultura maya: las declaraciones de la Selva Lacandona, los Encuentro Intergalácticos, la comandanta Ramona en el Congreso, la Marcha del color de la tierra, los Caracoles, las Juntas del Buen Gobierno, la Sexta declaración de la Selva Lacandona...

Como en esa época todavía hacíamos “cooperación al desarrollo” (aunque cuestionada siempre) fueron algunos interesantes proyectos los que ayudamos a implementar, intermediando en la consecución de fondos, como fueron la promoción de la cooperativa “Bordadora de Semillas” o proyectos de agricultura orgánica y la Escuela de Formación de Mujeres” aún existente. La Escuelita de Mujeres sigue siendo nuestro sueño y aún hoy en día continuamos enviando compañeras a conocer y aprender de ese hermoso proceso transformador, liderado por las compañeras del CIAM. Y el año 2008 lo recibimos en la Selva Lacandona, bailando “La del moño colorao” en el I Encuentro de Mujeres Zapatistas con Mujeres del Mundo, recordando a la Comandanta Ramona y comprobando como la esperanza crecía. Y mientras hoy nos encontramos en las calles peleando para que no nos quiten las migajas, las comunidades zapatistas continúan como caracoles construyendo vida al margen del mal gobierno y se abren, una vez más, a compartirlo con el mundo en las Escuelas zapatistas. Nosotras, 20 años después, aquí seguimos contándotelo para que te enteres, y si ya lo sabes para que no lo olvides, aunque como decía Benedetti “el olvido, está lleno de memoria”.

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“Ésta es nuestra palabra sencilla que busca tocar el corazón de la gente humilde y simple como nosotras, pero, también como nosotras, digna y rebelde”

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