En pocas palabras. 15M Ronda.- El turismo de cruceros, 34,6 millones de pasajeros por todo el mundo en 2024, generó un impacto económico global de 168.600 millones de dólares (160.000 millones de euros) en 2023. Los 214 cruceros que navegaron por aguas europeas en 2023 tuvieron un impacto climático considerable, equivalente a 50.000 vuelos entre París y Nueva York.
Un porcentaje alarmante de la basura marina proviene de actividades turísticas, con el plástico como principal contaminante. El 85% de la basura marina flotante y entre el 45% y el 95% de la basura marina superficial son plásticos, principalmente provenientes de la industria turística. “Aunque estén inmóviles, los cruceros, alimentados de fueloil, consumen por lo menos 500 litros de carburante por hora para mantener la alimentación eléctrica (luz, aire acondicionado, frigoríficos, etc.) frente a los 2000 litros que consumen mientras navegan”, explica Nicolas Raffin, portavoz de la organización no gubernamental Transporte y Medio Ambiente Francia, y, sin embargo, sigue contando con el apoyo de la Unión Europea.
Las emisiones del sector turístico continúan en aumento sin control, alcanzando cifras alarmantes en los últimos años. El impacto ambiental del turismo global ha crecido un 3,5% cada año, esto es, 5.200 millones de toneladas de CO2 en 2023. Esta problemática se agrava en destinos con alta densidad de visitantes.
Este incremento constante resalta el desafío que enfrenta la industria para lograr una transición hacia prácticas más sostenibles. El aumento de las emisiones en turismo está directamente relacionado con el crecimiento de la demanda de viajes, impulsado por la recuperación de la pandemia y la expansión de destinos turísticos. Algún crucero para 2026 ya está completo, pero se puede reservar para el de 2027.
Para conocer un poco más el funcionamiento de un crucero, nos vamos a fijar en “El Armonia”. Este transatlántico tiene trece puentes (plantas) y 274 metros de longitud. Dispone de 2.620 plaza para pasajeros y una tripulación de 721 personas.
Cuanto más arriba se aloja uno en el crucero, más caro sale el pasaje, mientras que las bodegas se reservan para la tripulación. Los más adinerados eligen la fórmula de lujo con espacios aislados, como el Solárium Exclusivo Superior del último puente, el n° 13.
El Armonia recorre sin descanso el Mediterráneo entre abril y noviembre. Las personas embarcadas son de cerca de treinta nacionalidades, una mayoría italiana, además, de española, americana, australiana, portuguesa, francesa, puertorriqueña, o neerlandesa.
Son necesarias 30.000 toneladas de productos alimenticios para cocinar entre 10.000 y 12.000 comidas diarias durante una semana. En junio, el precio del crucero es en torno a 1.300 euros por un camarote interior —para una o dos personas— con pensión completa, sin contar las bebidas y las actividades, que se facturan aparte.
Las personas empleadas desempeñan numerosas funciones: auxiliares, recepcionistas, camareros, animadores, fontaneros, mecánicos… Son filipinas, mauricianas, brasileñas, malgaches (Madagascar), indonesias, albanesas, ucranianas, croatas…
Los días de navegación, hay programadas más de sesenta ocupaciones gratuitas, diurnas o nocturnas: fiesta junto a la piscina, juegos por equipos, gimnasia al amanecer, cocina para niños, velada en la discoteca luz de las estrellas… “Las actividades duran entre 30 y 45 minutos, rara vez más.
Toda compra en el mar resulta más cara, suplementos de hasta el 30% para la opción de internet o del 40% para el combo de bebidas.
Por el precio de una excursión —59 euros— es posible visitar las entrañas del crucero, pero sin teléfono y sin cámara fotográfica. Los vigilados viajeros descubren las cocinas y la lavandería, donde indonesios, filipinos y malgaches lavan —según dicen— 2.000 sábanas y 5.000 toallas de baño al día. Viven en camarotes compartidos y sus contratos son de breve duración.
El gran perjudicado del sector turístico de cruceros es el medio ambiente. Mientras las grandes navieras cuentan sus ganancias por millones, los ecosistemas sufren, la atmósfera soporta toneladas de gases de efecto invernadero y el medio marino se llena de basura y de agua sucia, una actividad que afecta a la salud global del planeta.
Parte del texto es del artículo, publicado en Le Monde Diplomatique agosto 2025, “Una industria turística muy contaminante”