Desde que llegamos a Alemania, bajamos del avión en el aeropuerto, para tomar el autobús y nos llevamos la primera sorpresa, no funcionaban en hora los autobuses. Sí, las pantallas hablaban de que el 109 llegaba en un minuto, pero pasan los minutos y no aparece el autobús, luego aparece en la pantalla que llega otro 109 en cinco minutos y nada de nada, hasta pasados veinte minutos más que aparece un 109 largo, articulado que se llena de toda la gente que estábamos esperando. Ya arriba del autobús, carecemos de informaciones sobre recorrido y paradas, la que estamos o la que viene; parece que una tiene que conocer todo lo relativo al territorio y por supuestísimo el alemán, pues solo anuncian por la megafonía del autobús las paradas, en alemán y muy bajito.
Eso provoca una llamada urgente a la solidaridad de las viajeras para que nos ayudaran a poder llegar a la Estación central de autobuses de Berlín, la ZOB. Como pudimos bajamos, vuelta a preguntar en un idioma nuevo con alguna palabra de ingles otra de castellano y mucha mímica. Y al final reconducimos la situación, nuevo autobús y menos mal que Ruth tiene ese nuevo móvil con aplicaciones diferentes que le permiten ver recorridos y mapas, etc.
Esta vivencia del primer dia. Fue una constante en todos los FLIXBUS que fuimos tomando, primero a Hamburgo, luego a Oldenburgo y el último a Berlín. Era sorprendente subir a un BUS de linea de largo recorrido, sin asiento numerado; metiendo las maletas en los bajos traseros buscándote la vida, sin justificante o algo similar. Los asientos son muy básicos, con el mínimo espacio entre asientos. Y lo más cabreante unos olores/hedor que sale del WC que alucinas. Las personas que conducen se les ve/notas su precariedad en muchísimos aspectos, van con nervios y hartas del volante; por las autovías llevan el BUS a toda velocidad, adelantando constantemente y por supuesto NUNCA han llegado a la hora prevista. Hasta alucinamos cuando en Hamburgo el bus que íbamos para Oldenburgo salió cuatro minutos antes de la hora. Eso si, es el medio de transporte mas barato; los trenes son mucho mas caros (hasta doblan el precio del billete del bus).
Podéis alucinar con el metro de Berlín, al principio creíamos que era el tren que habíamos subido que tenía mal las pantallas de información, pues estaban apagadas, pues nada de nada, en esas pantallas, cuando funcionan solo salen anuncios publicitarios. No veréis nada que que ayude a saber por donde vas y hacia donde. De nuevo todo lo apuestan a la voz, que suena a veces, nombrando la siguiente parada, suponemos que la gente que conoce el alemán, se enterará, porque nosotras ni de broma. Las indicaciones en los andenes son dificilísimas y ayer mismamente lo vivimos nosotras, teniendo que ir de una vía a otra, preguntando en ese nuevo idioma que inventamos para la ocasión, mezcla de palabras de varios y mucha mímica. Menudo agobio, escaleras para arriba, ahora para abajo, vuelta para atrás, y todo con los bultos encima.
LOS SUELOS PARA LAS SIN TECHO
En Alemania, pudimos ver, en todas las ciudades, a personas que duermen y dejan sus bolsas en la calle, lo vimos a las puertas de la Rote Flora en Hamburgo. En los alrededores de la Estación del tren en Oldenburgo y por supuesto en Berlín. Ayer pasamos por un inmenso pase inferior en la misma ZOB de Berlin, donde vimos dos colchones instalados para el descanso, uno con una persona descansando encima del mismo. Se percibe que ese paso inferior, con gran plaza subterranea, a las noches está llena de personas sin techo. Todo está naturalizado, la mayoría de la gente evita esos pasos inferiores y lugares, aunque tengan que dar más vuelta. Cuando te cruzas con las personas sin techo, notas su deterioro, la mayoría de las veces por el alcohol, y la dura vida en la calle. Como en cualquier ciudad de la Península Ibérica te piden unas monedas y enseñan/muestran un cartel que una intuya describe su situación de carencias básicas.
Todo esto contrasta, estos días, con los parques de las ciudades llenos de jóvenes y no tan jóvenes tomando el sol, o disfrutando de una barbacoa o una comidita en grupo. Hasta pudimos ver, ayer, entrando en Berlin, como mucha gente se bañaba o tomaba el Sol en Lagos y riachuelos de la ciudad, integrándose sin problemas nudistas y gentes en bañador, en la misma ciudad. Para mayor contraste los Restaurantes, tiendas de todo tipo, con bullicio, con gentes comprando de tooo. Pues sí, nada nuevo. Aquí el capitalismo consumista y depredador goza de buena salud. Excluye y margina como en cualquier otro lugar. Eso sí, la novedad es el odio al migrante, es algo diferente con relación a años anteriores. La Desigualdad social se ceba con las migrantes, ellas son las que se quedan en el abajo, más absoluto. Y tienen que sufrir el racismo y la xenofobia de cada vez más alemanes, ya sean del partido Alternativa por Alemania, del CDU, del mismo SPD y no os sorprendáis de las llamadas izquierdistas que miran de reojo tanta migrante. Al final ha calado el discurso de los medias: AQUÍ NO CABEMOS TANTAS y SON MUCHAS LAS MIGRANTES, sean o no refugiadas, se terminó el bienvenidas refugiadas. Ahora es un tema central, en la política oficial el expulsar a estas personas, a donde sea, como si tienen que regresar a la tumba colectiva que esta siendo el cementerio del Mediterráneo.
Se terminaron los escaparates del Bienestar Social, ya aparece la EXCLUSIÓN, el malestar y el dolor, sin problemas y al desnudo. Eso sí, con la represión aumentando desde el consenso social, bajo el grito de las alemanas primero, y ya han venido muchas, país repleto, lo sentimos han llegado ustedes tarde.
Ya en Berlín, recorremos de nuevo las calles de Kreuzberg, que conocimos hace treinta años. Compartimos momentos con las amigas que conocimos entonces. Tenemos por delante tres días de entrevistas y visitas a colectivos diferentes, siempre pensando en el viaje baladrino de 2019, que tenemos clarísimo sera en otras fechas, ya en el mes de octubre, con Universidades funcionando con normalidad y las gentes sin vacaciones estivales, etc.
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